sábado, 23 de junio de 2012

JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ






Crónica de un deseo



Tu sonido.
Tu habitación atrapada en mis ojos.
Tu retrato. Tu vestido tirado.
Tu cuerpo, materia de luz,
sobre un extremo de la noche.

Mi mano palpa un eco,
tímida forma del canto que es la carne:
perfil de sombra bajo el beso,
cabello largo extendido en la almohada,
nocturna fuente para el pez y el abrazo.

Sólo entonces hay mundo
entre el cristal del ojo y el incendio del sueño.

Tu mirada.
Tu mano se enlaza a mi adiós que es ya la ausencia.
Tu memoria es ceniza de ave: polvo de voz.
Tu silencio, historia del instante, desarbola los días



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