miércoles, 15 de febrero de 2012


LUIS CORTÉS




Sueños



Mírate la punta de los zapatos
Antes de que el semáforo dé verde
Mira las bellas piernas de una secretaria
Al pasar junto a ti
Y al ciego homosexual que sabes que ve
Pues lo has visto contar su botín tambaleándose
En un estrecho pasaje de tu barrio
Respira el humo del cigarrillo
Del peatón que va delante
E imagina que se lo traga hasta ahogarse
Pues tú no fumas
Y probablemente nunca lo harás
Mira ese libro carísimo tras la vitrina
¿Cuántos meses de ayuno tendrías que
Pasar para comprarlo?
Mejor lee lo que te queda en tu biblioteca personal
Y después los catálogos de todas las bibliotecas públicas
Al menos no es un mal consuelo
Como saborear una sopaipilla a la carrera
Cuando el hambre no te deja pensar
Ver la silueta de una chica huyendo
De la lluvia a tus espaldas
En el vidrio de un escaparate
Sentir que tu cabeza es un portaaviones
De sueños
Que se estrellan como kamikazes contra el océano
Cuando la vida se reduce a comerse las uñas
Mientras los demás se alejan
robando hasta tu sombra

Sólo el sol sabe lo que es consumirse por dentro

ANA LEYTON




EDG QUINCE



A los que andan por las calles a estas horas
Les diré que: “tienes los ojos tristes”
Les diré que el bus ya va muy lejos
Que me duele tu silencio y mi mentira
Como una herida abierta desde entonces
Como una carta desde el Sur
Que llegó sin avisar
(por las mil cosas dichas sin decirlas)
como la reunión postergada por mi culpa
la desconfianza mía y tu verdad...

TERESA CALDERÓN




Celos que matan pero no tanto

7

Cuídate de mí, maldito,
porque te amo.

FLORENCIA SMITHS



La medida



Él conoce
la medida
de los dedos
La frente
coronada
por un solo deseo
La avaricia del tiempo
la huida
de su mujer
al margen
-pero no es la sangría,
es el margen-
y él la conoce
allí
en la orilla
Sabe
que se repliega al borde
por puro no decir
no saber hacer
Y porque él conoce
la medida
ella rompe el margen
se debilita en el arranque
Y ambos huyen
página abajo
con la tinta
y la espera
agolpada en los ojos.


MARCELA ALBORNOZ




Dedos

Los dedos dentro
eran pequeñas voces
en la punta de la lengua
tu mano era una palabra
no dicha
así como lo imaginado
lo que se piensa sin la voz terrena
de las cosas
tu rostro descansaba en una pausa
a pequeña distancia
de mis piernas y
tus dedos
vaciándome
hurgándome
llenándome
de palabras el silencio