martes, 18 de septiembre de 2012


ENZIA VERDUCHI






Ciego en plaza de toros



A la memoria de Alberto Acuña E. 

Un paso adelante, y puede morir el hombre;
un paso atrás y puede morir el arte.
José Alameda

Porque la tarde apenas nacía
en el reflejo de tus lentes oscuros,
la barbilla reposada en las manos
y las manos aferradas al báculo.
Invidente ante la acción de la liturgia
pero atento del rito y el sacrificio
de la lidia en la arena.

Porque a través de mis palabras imaginaste
todo tipo de suertes que la muleta y la espada
ofrecen -desde la suelta del toril hasta el arrastre-
cuando están empuñadas con arte.

Y entre jirones de humo
recordabas colores inventados
por la luz en el caudal del Mississippi,
la marea lenta bajo el sol de siete mares,
la voracidad del relámpago en el horizonte.

Barbaján y siervo del mito que te acompañaba,
sabías que no es lo mismo ver el toro desde la barrera:
la agonía del escualo quebrado por el arpón,
o el nombre del hijo muerto bordado en los labios.

Abuelo, la sangre agraz hizo de ti
un rostro adusto bajo el ala del sombrero;
porque tu vida fue como la vida:
partiste plaza dando palos de ciego.


ÁNGELES MORA





Aquel calor



Si esta noche la sombra
cayó sobre la sombra,
y el silencio su sello puso
sobre labios ya mudos,
qué puede sorprenderte.

Si aquel calor es una historia antigua
y sus cenizas las esparce el viento.

Qué puede sorprenderte,
si ya tanto llovió sobre mojado. 

De "Pensando que el camino iba derecho" 1982

JAVIER EGEA





Quizá me confundí de calle y de aventura...


Quizá me confundí de calle y de aventura
pero ya me conocen sus farolas y el alba,
ya conocen mi sombra, mi canción, mi tristeza
y esta costumbre vieja de andar erguido y solo.


ANTONIO JOSÉ MIALDEA






Entre el café y tu mirada...



Entre el café y tu mirada
algún verso escondido. Te llamo,
me llamas
y que decida este sorbo de sangre:
si hoy es preciso morir moriré
entre tu olor mojado de lirios
y abrazado a tus pies descalzos.
Mañana sólo es mañana.


BENJAMÍN PRADO





Noche nupcial



Este mundo con trenes que, al alejarse, dejan
como un escalofrío recorriendo el paisaje.
Este mundo con hadas y unicornios
que gobiernan mi piel y viven en tus manos.

El mundo que no existe.

Hoy duermes junto a mí y brillas en la noche,
estatua blanca en el jardín de un sueño.

Mañana no estarás o serás otra.
Mañana, cuando mates ángeles y sirenas.
Mañana, cuando quemes nuestros bosques.

Yo me esconderé en ti como un centauro herido:
El último centauro, el que recuerda
su mundo azul desde una gruta oscura.

Quién será esta mujer a quien hoy doy mi vida.

De "Un caso sencillo" 1989