"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 11 de octubre de 2012
JAIME SABINES
Tu
cuerpo esta a mi lado
Tu
cuerpo está a mi lado
fácil,
dulce, callado.
Tu
cabeza en mi pecho se arrepiente
con
los ojos cerrados
y
yo te miro y fumo
y
acaricio tu pelo enamorado.
Esta
mortal ternura con que callo
te
está abrazando a ti mientras yo tengo
inmóviles
mis brazos.
Miro
mi cuerpo, el muslo
en
que descansa tu cansancio,
tu
blando seno oculto y apretado
y
el bajo y suave respirar de tu vientre
sin
mis labios.
Te
digo a media voz
cosas
que invento a cada rato
y
me pongo de veras triste y solo
y
te beso como si fueras tu retrato.
Tú,
sin hablar, me miras
y
te aprietas a mí y haces tú llanto
sin
lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y
yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
se
ponen a escuchar lo que no hablamos.
NICOLÁS GUILLEN
Rumba
La
rumba
revuelve
su música espesa
con
un palo,
Jengibre
y canela…
¡Malo!
Malo,
porque ahora vendrá el-negro chulo
con
Fela.
Pimienta
de la cadera,
grupa
flexible y dorada:
rumbera
buena,
rumbera
mala.
En
el agua de tu bata
todas
mis ansias navegan:
rumbera
buena,
rumbera
mala.
Anhelo
el de naufragar
en
ese mar tibio y hondo:
¡fondo
del
mar!
Trenza
tu pie con la música
el
nudo que más me aprieta;
resaca
de tela blanca
sobre
tu carne trigueña.
Locura
del bajo vientre,
aliento
de boca seca;
el
ron que se te ha espantado,
y
el pañuelo como riendas.
Ya
te cogeré domada,
ya
te veré bien sujeta,
cuando
como ahora huyes,
hacia
mi ternura vengas,
rumbera
buena;
o
hacia mi ternura vayas,
rumbera
mala.
¡Último
trago!
Quítate,
córrete, vámonos…
¡Vamos!
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Desnuda
Vino,
primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.
Luego
se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.
llegó
a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracunda de yel y sin sentido!
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracunda de yel y sin sentido!
...Mas
se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Y yo le sonreía.
Se
quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y
se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
RUBÉN BONIFAZ NUÑO
Están
cantando adentro...
Están
cantando adentro;
hay cantares ahora en esta casa.
Entonces, fue verdad. Tengo la llave,
pero toco en la puerta
como cuando era el nadie que llegaba:
el sin cara y en busca,
el recién despertado, el todavía
dormido a medias, estirándose
en rodillas torpes levantado.
hay cantares ahora en esta casa.
Entonces, fue verdad. Tengo la llave,
pero toco en la puerta
como cuando era el nadie que llegaba:
el sin cara y en busca,
el recién despertado, el todavía
dormido a medias, estirándose
en rodillas torpes levantado.
La
enmascarada esconde sus cabellos
con diadema florida,
su boca instrumental oculta
con labios lentos; enjaulados
vuelan los pájaros de la mirada.
con diadema florida,
su boca instrumental oculta
con labios lentos; enjaulados
vuelan los pájaros de la mirada.
Es
hora, pues, de fiesta;
de aceptar que son breves las raíces
bajo la tierra del encuentro,
y, como en cartas familiares,
las felices noticias, los retratos
últimos, la promesa
del no tangible abrazo al despedirse.
de aceptar que son breves las raíces
bajo la tierra del encuentro,
y, como en cartas familiares,
las felices noticias, los retratos
últimos, la promesa
del no tangible abrazo al despedirse.
Todo
venía de camino, y viene
y desata la almendra en que se anudan
el rumbo del aroma y el del trigo
y el vino y el carbón enllamarado.
y desata la almendra en que se anudan
el rumbo del aroma y el del trigo
y el vino y el carbón enllamarado.
Y
hay cantares aquí, y he merecido
tomar mi parte en el cantar.
tomar mi parte en el cantar.
Amigos,
¿qué
podemos perder con alegrarnos?
Lengua
de agujas, y costumbre
de espinas soportamos, y cilicios.
Si estamos de pasada,
si nada más nos saludamos,
si habré de irme aunque no quiero.
de espinas soportamos, y cilicios.
Si estamos de pasada,
si nada más nos saludamos,
si habré de irme aunque no quiero.
Mi
lámpara casual para escogerme
yo mismo, se me dio; con la esperanza
fugaz, y el calentado aceite
del cerco de esta noche en donde invento
mi jerarquía diurna de palabras.
yo mismo, se me dio; con la esperanza
fugaz, y el calentado aceite
del cerco de esta noche en donde invento
mi jerarquía diurna de palabras.
Me
aconsejo, me advierto, me amenazo;
soy pues, aquí, yo mismo.
soy pues, aquí, yo mismo.
Y
otro será el que salga, y no me importa,
por el zaguán de madrugada,
y cogerá los cantos que sembramos.
por el zaguán de madrugada,
y cogerá los cantos que sembramos.
GIOCONDA BELLI
Y Dios me hizo mujer
Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
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