miércoles, 21 de noviembre de 2012


ROBERTO MALATESTA





Ningún perro





Ningún perro se resiste a un hueso
pero los chicos tienen hambre en este país.
Por la noche se oyen ladrar
a los perros que no han comido
pero los chicos son hijos del silencio,
los ves en el olvido de los caminos polvosos
o en las urbes mugrientas,
quizá a la vuelta de tu esquina.
Los perros tienen sociedades que los protegen,
los chicos tienen sociedades
que imaginan buenas excusas,
la imaginación dice: leyes de mercado
y nadie entiende nada pero hay que estar de acuerdo,
la imaginación dice: delincuencia juvenil
y todos se vuelven moralista,
dice: superpoblación
y superabundan los moralistas,
dice: caída del salario promedio,
línea de indigencia, desocupación
entonces la imaginación baila y se excita
y se publican hermosos estudios
con la mejor tecnología window,
dice efe-eme-i y no hay nada que hacer,
los chicos pierden todo lo que tienen
y adelgazan mientras otros engordan
y eructan satisfechos.

Por que un hueso no se le niega a ningún perro
pero los chicos deben reunir muchos requisitos,
llenar numerosos formularios,
adecuarse a las tendencias neoliberales,
hacer cursos junto a banqueros y políticos,
jurar por la patria que la historia ya fue,
y todo eso sólo
para cubrir necesidades básicas,
para llenar la canasta mínima de la sobrevivencia;
y el idioma se les hace muy complicado
la estructura los asfixia
y si aman a algún militar
no es Perón ni San Martín ni mucho menos Videla
se tatúan en el brazo el rostro del Che
y hablan su media lengua que no tiene madre ni padre.
Pero los perros ladran en la noche,
mientras los chicos son unos ojos oscuros sin brillo,
hay uno a la vuelta de tu esquina,
otro quizás ya no,
la codicia y la "imaginación"
apagó su llama débil,
pero tu mano tiene calor,
y tienen fuegos tus pasos...

Pero qué estamos haciendo cuando vacilamos,
qué estamos haciendo cuando no hacemos nada.

ESTHER PAGANO




  

Desarrollo



Treinta años después, nos
quieren vender
un dibujo modelado
en porcelana,
pero el mate está lavado.

Treinta años después, aún
nos arrastramos
bajo el paraguas
con la libertad de las abejas.

Treinta años y
todavía
nos deben
los muertos.


PEDRO GARFIAS






Romance de la soledad



Homenaje a Góngora

Aquí estoy sobre mis montes
pastor de mis soledades.

Los ojos fieros clavados
como arpones en el aire.

La cayada de mi verso
apuntalando la tarde.

Quiebra la luz en mis ojos
la plenitud de sus mármoles.

Tiene el tiempo en mis oídos
retumbos de tempestades.

Mi corazón se acelera
sobre el volar de las aves.

Vibra mi sien al zumbido
de los vientos y los mares.

Y aquí estoy sobre mis montes
pastor de mis soledades.


IRENE DUCH GARY






En los ojos vacios de la tarde



Hay días, como hoy,
Que llevo
Todo el dolor del mundo en la mirada,
Agostándome la sombra hasta el filo del relámpago.

En la tierra, gotas de ausencia,
Mascaras de espuma
Junco serpenteando
En los ojos vacios de la tarde.

LÍA MIERSH





  
Haikus



Los barriletes.
Allá lejos, tan alto,
en otro otoño

ANTONIO MACHADO






Proverbios y Cantares



XLVI

Se miente más de la cuenta
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa.