martes, 12 de marzo de 2013

ALEJANDRO CERDA





Sombrero



Como si las volutas del té
nos dijeran:
“La vida es un sueño que ya se soñó”.
Ahora recuerdo tu casa
con olor a barco viejo
y tu sombrero suspendido
sobre el vaho de tu cuerpo.
Recuerdo el oleaje de luces
que atravesaban las habitaciones
y el sonido del agua lavándote los pies.
Recuerdo la danza en el salón
como si fueras una ciega palpando la claridad del día,
y recuerdo la belleza de tus ojos absortos,
como el recuerdo de un gato
mirando la oscuridad.

ALDA MERINI





En las fervientes uñas del dolor



Si el dolor me embiste y me retiene
en sus fervientes uñas
y agotada siento que me asola
por una horrible zancada
que me arrastra y me derrumba toda,
gimo porque soy débil, de arcilla
mas presionando el labio ya me crece
dentro no sé qué orgullo sin mesura
por la muerte aparente, de una fibra
de demonio o de ángel estoy hecha...


ALBERTO GIRRI





La Sombra



De algún modo soy tu cuerpo,
Me designo en él, me quema
En la mentira útil como un remo,
En la desgracia y la amorosa lucha
Abriendo Los huecos de su máscara.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo,
Cuando la rica, inexplicable sangre,
Transcurre en medio de representaciones.
Y lo seré hasta que cenizas
Acaricien tu prestada, última parcela.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo,
La opresión que difunde me sostiene,
Y no en otro descienden las palabras,
Urde la disculpa el vejado sermón
Por nuestras pasadas facciones.
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.
De algún modo soy tu cuerpo
Y si en atención a su dañina mengua
Me cuido bien de mirarlo como esencia,
¿Con qué prodigio, incisivo milagro,
Percibiré tu pasión cuando lo excluya?
Pero no me lo permitas,
No me dejes ser sólo tu cuerpo.



AUGUSTO ELMORE





Edición paterna



Cuando en la casa
entraba tu río tibio
mojábamos en él las manos
y las risas
padre

Recuerdo bien
aquella vez que subí por tu mirada
concurriendo a la dulce cita de tu voz

También
cuando tomabas
tu espada de civil tu lapicero
y nos hacías cartas a medida
como un sastre que escribe deletreando
sus puntadas

y cuando en el destierro
te vi el rostro surcado de tus manos
oyéndote decir Perú mientras leías


puro sol nuestro de cada día
dánoste hoy

padre


ANTONIO PLAZA






Cantares


Te adoré como a una virgen
cuando conocí tu cara;
pero dejé de adorarte
cuando conocí tu alma

Cuestión de vida o muerte
son las pasiones,
si alguien lo duda, deja
que se apasione.

Las heridas del alma
las cura el tiempo,
y por eso incurables
son en los viejos.

Los astros serán, mi vida,
más que tus ojos hermosos;
pero a mi más que los astros
me gustan, linda, tus ojos.

EMILIO BALLAGAS





Canción sin tiempo (II)



Yo pienso, luego existo
  en mariposas, en silencio, en niñas,
en agua distraída que se asoma a la tarde.

Yo pienso, luego hago
amapolas y pájaros y raíces de cielo.
Con sólo abrir los ojos echo a volar el aire
y doy al cielo nubes con voluntad de islas.
Yo pienso, luego invento paisajes y ademanes
  de muchachas que marchan mitad sombra y palomas
y otra mitad palomas
paso a paso de musgo al encuentro del alba.

Yo pienso, luego doy a esta estación de otoño
templos, árboles, puentes que surgen al nombrarlos.

Yo pienso, luego soy amogo de las rosas,
  hermano de los sueños junto a los cuales oigo
que crecen tus pestañas.
¡Cómo el mar se desliza movido por sus algas
debajo de tus párpados
que se apoyan tan tristes en las nocturnas yermas de mis dedos!

Es que marcho sin prisa a morir a tus labios.
¡Oh! mi definitivo amor de un cuarto de hora;
es que voy a perderme a tu frente, a tus manos
en el cuerpo desnudo de historia y de saludos.
Es que llego a tu pecho, a tu vientre, a tus muslos
con violines de frío y voces de naranja,
con pianos de colores y presagio de peces.

Es que palpo la noche y que agito las manos
para apratarme un poco el enjambre de estrellas.
Es que no pienso nada, luego existo en tus brazos,
es que pienso y no existo y ni pienso ni existo.

Es que solo me encuentro si deshojo una rosa
y hago girar cantando la manzana más pura.