viernes, 12 de abril de 2013

ÓSCAR OLIVA





No está en ninguna parte...



No está en ninguna parte
Cuando regresé de la oficina busqué su sombra
levanté el cuaderno
arrimé la silla a la mesa
y me puse a trazar su geometría
Tomé un vaso de agua y me sorprendió su dulzura
Busqué en mi traje en las gavetas de mi escritorio
Cansado sentí deseos de mujer pero no salí a la calle
Releí viejas cartas que me puse a atar lazos con mi saliva
a construir amores perdidos con mis cabellos
habitaciones y amigos que un día conocí en mi frente
Pero sentía su presencia como un acoso
su lujuria dentro de mi estómago
(Tal vez en el jardín desenterraba plantas y buscaba hormigas
para la poderosa baba de su lengua entumecida como escorpión)


De "Áspera Cicatriz"



JOSÉ EMILIO PACHECO





La Enredadera



Verde o azul, fruto del muro, crece;
divide cielo y tierra.
Con los años
se va haciendo más rígida, más verde,
costumbre de la piedra, cuerpo ávido
de entrelazadas puntas que se tocan,
llevan la misma savia, son una breve planta
y también son un bosque;
son los años
que se anudan y rompen;
son los días
del color del incendio;
son el viento
que a través del otoño
toca el mundo,
las oscuras
raíces de la muerte
y el linaje
de sombra que se alzó en la enredadera.


FERNANDO SÁNCHEZ MAYÁNS





Apunte fundamental



La memoria… ¡Oh! La memoria.
Noche que se concentra para ser más clara.
Goce perfeccionado de la ausencia.
Bestia tranquila insomne casi erotica.
Cóncava resonancia de amuletos.
Diamante de altos kilates peregrino.
Espejo de ti de mí y de nosotros cuatro.
Grácil tiro de gracia.

Cuando la muerte sea tu costumbre
sabrás que fue la única existencia.


ANTONIO MURCIANO




  
La amada


Aquí, bajo mi frente poseída,
bajo el mar de mis ojos, naufragada,
bajo mi boca cálida, abrazada,
aquí, bajo mi pecho, estremecida;
aquí te quiero, vida sobre vida,
suspiro y risa y fuego y sed calmada,
aquí, entre mis dos brazos, abrazada,
con tu cintura en flor, aquí, ceñida.
Aquí te me destrenzas, te me llegas.
Y ahora que ya eres mía y puedo y quieres
te me proclamas casta y te me entregas.
Aquí te me destruyes, te me hieres,
te bebes mi vivir, te me doblegas
-tibia carne de amor- y te me mueres.


NATALIA LITVINOVA





Florecer



Mi piel
no sabe
cicatrizar,
debe ser
indicio de algo,
es como
si el cuerpo
insistiera
en permanecer
abierto,
obstinado
en florecer.


De "Grieta"

FRANCISCO HERNÁNDEZ




  
8



Temblores esenciales en el brazo izquierdo.
Una erección a propósito de nadie.
Ver hacia el sol reclamándole
que no me despertara.
El miedo de una recaída me levanta de la litera.
Abajo hay un desfile de peldaños
con promesa de desequilibrios perpetuos.

De “Una isla de breves ausencias”