miércoles, 1 de mayo de 2013

HÉCTOR ROSALES




  
Museo



a Manolo Belzunce


En este espacio quedó el dolor citado,
en esta misma arruga
cultivó la muerte su itinerario.

Aquel cuadro pertenece al Suicidio,
el famoso pintor
que vivió en tantos estados.

Si miran a la derecha
encontrarán la cocina del pánico:
un ojo donde arden almanaques
encendidos por un fuego incontrolado.

A la izquierda de aquellos disfraces,
sobre esa sarcófago de papeles
yace un poeta embalsamado,
su notoriedad se debe a
una extensa obra alegórica
(la “Historia de los Gusanos”)

cuyos primeros versos decían:

“En este planeta queda el dolor citado,
en este mismo museo
cultiva la muerte su itinerario”...




ELENA TAMARGO






Habana Tú



Y hoy está crecido el mar
no es que la marea suba por un hecho natural
es que llora Yemayá
Juan Formell

De niña, entre las grietas de la tierra
buscaba en ti mi aurora
a semejanza mía, a semejanza tuya
cuerpo oscuro y esbelto de mi sueño.
Puras ante la espera las imágenes
emisarias de la tarde que caía
pegada a su horizonte.
Tenías en secreto tu espigón de metales
inclinada en tu borde busco el ancla perdida
te busco en el regreso, estás llena de pájaros
vuelve a secar tus manos y cuéntamelo todo.
Era esto el abandono y lo sabías.
Óyeme estos lamentos que me salen ardiendo
yo sólo te deseo,
la sombra de aquel tiempo en ti misma entrevista
con inútil ternura
y tú me dabas fuerza
rendida y dócil como el mar sabe serlo.
Aquel concilio que tantos han cantado
sin una urgencia propia como ésta de este instante.
Tampoco fue tu culpa si no les comprendiste la amargura
faltándoles la leche y el abrigo
te lo dieron todo, vida que no pedías.





RICARDO HERNÁNDEZ BRAVO






Como una pausa de resaca...



Como una pausa de resaca,
donde el día es sólo víspera
de otra noche para la quema,
un sexto sentido nos excluye.

Femenino el sabor de la indolencia.



SERGIO GARCÍA ZAMORA





Amor de ciudad breve




Yo te amo, ciudad,
aunque solo escucho de ti el lejano rumor,
aunque soy en tu olvido una isla invisible,
porque resuenas y tiemblas y me olvidas,
yo te amo, ciudad.
Gastón Baquero

Como William Blake, que siendo niño
vio asomarse a Dios por la ventana,
la he visto asomarse en mí
y juzgar el espíritu para saber si soy digno
de que ella entre a mi casa.
He desatado su sandalia
y he puesto perfume en sus cabellos.
Acaso mañana nos abandone
y estemos cenando ahora en compañía
de la ciudad resucitada,
sin lograr verle las heridas
de las manos y el costado;
sin reconocer en su rostro el rostro
de los que andan por sus calles.
Como William Blake, ya vi su parque,
ya vi los árboles de su parque
colmados de ángeles.
Yo te amo, Ciudad, aunque nunca lo preguntes
y aunque te niegue siempre.


FERNANDO SÁNCHEZ MAYÁNS





Armonía



Hay un poema errante
En nuestro cuerpo.
Somos seres de piedra misteriosa
que jadeamos el jade que nos viste.
El ónix que no hiere los labios.
El dolor de la historia
quema nuestras plantas
y el sándalo de nuestras sandalias
huele a humo.



FRANCISCO HERNÁNDEZ




  
18


Al disiparse las nubes bajas, puede leerse otros jeroglíficos en el obelisco:

“Más vale incinerar al epiléptico. Su esqueleto
podría poner a temblar a los gusanos”. 


De “Una isla de breves ausencias”