FOSA DEL FUERTE DE SAN MIGUEL, CAMPECHE
"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 15 de mayo de 2013
LUIS GARCÍA MONTERO
¿Quién
eres tú?
Se
deshizo la luz,
equivocó su horario por dejarte desnuda,
desdibujó tus ojos mientras me sonreías.
equivocó su horario por dejarte desnuda,
desdibujó tus ojos mientras me sonreías.
Mientras
me sonreías
vi una sombra inclinada desvestirse,
abrir la cremallera despacio del silencio,
dejar sobre la alfombra
la civilización.
vi una sombra inclinada desvestirse,
abrir la cremallera despacio del silencio,
dejar sobre la alfombra
la civilización.
Y
tu cuerpo se hizo dorado y transitable,
feliz como un presagio que nos enfurecía.
feliz como un presagio que nos enfurecía.
Que
nos enfurecía.
Solamente nosotros
(camaradas
de una cama ruidosa) y el deseo,
ese difícil viaje de ida y vuelta,
que ahora insiste y me empuja a recordarte
Solamente nosotros
(camaradas
de una cama ruidosa) y el deseo,
ese difícil viaje de ida y vuelta,
que ahora insiste y me empuja a recordarte
alegre,
levantada,
un relámpago abierto entre los ojos,
recogiendo tu falda de joven colegial.
un relámpago abierto entre los ojos,
recogiendo tu falda de joven colegial.
Mientras
me sonreías,
yo me quedé dormido
en las manos de un sueño que no puedo contarte.
yo me quedé dormido
en las manos de un sueño que no puedo contarte.
ALFREDO ROBERT
La
vía láctea
No
es un camino lechoso,
como la imaginaron
-en la prehistoria- los antiguos.
como la imaginaron
-en la prehistoria- los antiguos.
La
vía láctea es un jirón
de esperma derramado.
Una blanca eyaculación de Dios
sobre el terciopelo de la noche.
de esperma derramado.
Una blanca eyaculación de Dios
sobre el terciopelo de la noche.
Pétreos planetas
sin colas de ajolotes
(a excepción de los cometas)
viajan como espermatozoides
en busca de la vida.
sin colas de ajolotes
(a excepción de los cometas)
viajan como espermatozoides
en busca de la vida.
Y el lechoso manchón
-sigue allí-
ocultando sus verdaderos secretos
a la ciencia.
Óvulos terribles del espacio infinito
aguardan a los viajeros
para succionarlos a lo desconocido.
-sigue allí-
ocultando sus verdaderos secretos
a la ciencia.
Óvulos terribles del espacio infinito
aguardan a los viajeros
para succionarlos a lo desconocido.
ALEJANDRA PIZARNIK
Árbol
de Diana
34
la
pequeña viajera
moría explicando su muerte
moría explicando su muerte
sabios
animales nostálgicos
visitaban su cuerpo caliente
visitaban su cuerpo caliente
ALFONSO OSORIO CARVAJAL
Tú
y yo
Cántaros
de amor eran tus senos
y
tu esbelta figura el comienzo
de
una aventura
entre
alocados sueños.
Ni
una sola palabra, sólo el silencio
rondando
las esquinas de tus íntimos secretos.
Solos
tú y yo tendidos sobre el suelo
como
dos gotas de agua
como
dos aspas de fuego.
GUSTAVO RUBIO GUERRERO
Entre
el amor y el desierto
Tendría
que inventar un puente
Una
caricia menos fría
Soledades
de besos y palabras dulces
Poemas
que anclen donde nunca llegas
Tendría
que despojarme de lo mío
De
esta mirada como calles desiertas
De
estos senderos en el día
Tendría
que ahogarme en mis propias aguas
Decir
amor toda la distancia
Un
corazón a través del desierto
Al
fondo del oasis decir que soy
Entre
tu carne un poco y un instante.
Habría
de construir un modo de amar
Lejos
del desierto un amor sin calles
Sin
edificios y torpes alusiones
Habría
de amarte y desnudarte a plena luz del día
Besarte
en la metáfora que nos separa
Que
nos hace dos todavía
Habré
de amar tu desierto tu espejo de gestos
Tu
puerta de insomnios dos cuerpos entonces
Amándose
al sol de medio día
GUILLERMO SEPÚLVEDA
Lejos
de ti
Esta
tarde sin ti,
perdido
en tu recuerdo,
ausente
de tus manos,
sin
ti,
lejos
de tu Puerto…
Altas
gaviotas me dibujan
tu
amor con alas grises
y,
velero a la deriva de tu nombre,
mi
voz ya no tiene señales para el vuelo.
Antiguas
pescadoras,
mis
redes ya no tienen
la
angustia de tus besos.
En
Salinas, de aguas claras
y
corales tallados por el viento,
se
quedaron, mujer, tus ojos tristes
y
la dulce nostalgia de mis versos.
Esta
tarde, mujer, sin tus palabras,
sin
la tierra del sur,
sin
los aleros del mar
donde
duermen los peces y mis sueños,
esta
tarde, mujer,
sin
marineros en el alma,
soy
un delfín varado en tus arenas,
una
cruz sin anzuelos,
una
barca sin rumbo hacia la muerte,
una
isla sin mapas en el cielo.
Sin
la tierna muralla de tu cuerpo
ya
no escalan mis manos tu cintura
donde
duerme otro hijo su misterio.
Esta
lengua de fuego y de campanas
ya
no quema tu miedo.
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