sábado, 18 de mayo de 2013

RODOLFO JARAMILLO ÁNGEL





Boceto



Las bellas formas de su cuerpo regio
son flor de morbidez y de frescura,
y en su boca de blanca dentadura
son las palabras musical arpegio.

Nadie sabe qué extraño sortilegio
tienen sus ojos de mirada oscura:
Sólo con indagar en su negrura
se presiente el horror de un sacrilegio.

Cuando por un acaso del destino
nos cruzamos con ella en el camino
sentimos locas ansias de gozarla,

Para después —auténticos villanos—
con nuestras fuertes y atrevidas manos
sentir el gran placer de estrangularla.

MOYA CANNON





Estorninos



Algunas cosas no pueden ser atrapadas en palabras,
estorninos sobre un río de octubre, por ejemplo:
el modo en que se elevan desde el borde de un tejado en una nube
dirigida por un coreógrafo oculto;
el modo en que suben, se agrupan y descienden,
tirando de alguna arteria desconocida del corazón humano;
el modo en que la nube se rompe y fusiona
las partes inferiores de las alas recogiendo toda la luz
que quedaba en el cielo del crepúsculo;
el modo en que vuelan hacia el tejado de un depósito,
pájaro a pájaro marrón.

Traduccion de Jorge Fondebrider

FABRIZIO CARAMAGNA





Aforismos



5.
La timidez es como un colibrí que tiene miedo de la flor, vibra  y está  siempre detrás en lugar de besarla.


Traducción de Hiram Barrios

ROSSY EVELIN LIMA





Verbum



Cada palabra articulada
Lleva el peso de las lenguas del mundo,
marejadas de imágenes,
caracolas que aún no encuentran
su forma perfecta.
Cada palabra, fonema absoluto,
nos da de beber en sus manos
la idea de un pasado   
que creemos para siempre.
La palabra, la unidad mínima
de expresión ardiente,
la base de la experiencia diaria,
el eco y el barro
que se amolda a nuestra apariencia.
Cada palabra articulada
va formando nuestra segunda piel,
nos llena el paladar con susurros.
Cada palabra articulada
es la arena de nuestro mar,
no existe ola que pueda llevarse el arenal
de nuestra orilla, no hay sal que derrita o evapore
el grano edificado por la palabra dicha.
Sin importar la voz
ni el temblor de la garganta,
la palabra siempre cae a nuestros pies
convirtiéndose en piedra o en camino.


JIMENA ANTONIELLO





2.- Modo indicativo 



Si pudiera,
si pudiese
tener la opción otra vez,
de que me invites
me invitaras
a cruzar palabras y un café.
Y sentarnos
en aquel bar de 18;
allá, en el lejano Montevideo.
No recuerdo si te dije
-te digo que
te quise,
te quiero;
te querré. Tal vez.
Pero lo pensé.
Creí entonces, aún lo creo,
jamás llegamos a entenderlo; entendernos.
Yo no lo hice
no lo hago.
Me pregunté mil veces,
lo cuestioné al destino.
Si alguna vez mientras dormías
vivía yo.
¿vivo?, te pregunto.
Un día me fui,
o me llevaron -es igual-.
No nos volvimos a ver.
Te quise un tiempo,
no te quiero.
O sí. O no.
Hay veces que pensaba,
pienso
que ya crecí
y vos envejeciste.
Entonces lo nuestro -si lo hubo-
 terminó

LUIS GARCÍA MONTERO


  

Conversaciones



Como el primer cigarro,
los primeros abrazos. Tú tenías
una pequeña estrella de papel
brillando sobre el pómulo
y ocupabas la escena marginal
donde las fiestas juntan la soledad, la música
o el deseo apacible de un regreso en común,
casi siempre más tarde.

Y no la oscuridad, sino esas horas
que convierten las calles en decorados públicos
para el privado amor,
atravesaron juntas
nuestras posibles sombras fugitivas
con los cuellos alzados y fumando.
Siluetas con voz,
sombras en las que fue tomando cuerpo
esa historia que hoy somos de verdad,
una vez apostada la paz del corazón.

Aunque también los muebles
se hicieron a nosotros.
Frente a aquella ventana -que no cerraba bien-,
en una habitación parecida a l a nuestra,
con libros y con cuerpos parecidas,
estuvimos amándonos
en el primer bostezo de la ciudad, su aviso,
su arrogante protesta. Yo tenía
una pequeña estrella de papel
brillando sobre el labio.

ALEJANDRA PIZARNIK





La enamorada



ante la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!