viernes, 8 de noviembre de 2013

WENDY GUERRA




Déclassée


No puedo ser igual que tú
Mi plato era distinto al de los primos
Morfológicamente disperso esencial como la nouvelle cuisine
Mis gestos de adulta delataban lo que llegaría a ser
Sola en los apartamentos leyendo mientras las bicicletas eran ajenas
y las muñecas tan frías como comprarse un hijo
No puedo ser como me pides No fue mamá y el papá era la inopia
Yo pertenecía a un mundo extraoficial no estaba en estadísticas ni en castas
No tenía un apellido público
No recuerdo un solo pastel de cumpleaños habitado por una sola luz
Mi madre era la diatriba entre familias
Un escudo rebelde en la armonía de sus manos de arcángel
Ella preguntaba a las barajas que enmudecían ante el extrañamiento
Nuevamente no me dejan pasar a la próxima familia
Nuevamente no le está permitido a una extraña vivir entre tantos viejos antiguos conocidos
La realeza no es sitio ideal para esta niña rara
Je suis déclassée c’est la vie
Y así me irán admitiendo como puedan
Yo me defiendo y me pongo la armadura que proteja este dolor
La oveja negra en la sala de conciertos habitada de blancos animales
No me pidas que crea en ustedes esto soy yo
Admitir no es aceptar nunca lo olvides. 


SUSANA MARÍA PÉREZ ROYERO





Chronos blanc



Su sinceridad su entrega y el ver que pensamos lo mismo
Él ha deseado sexo con su hermana
No hubo desgarramientos
O sea, no dolía la verdad
Porque se estaba a tono con la vida las 24 horas
Fluyo, pero no me entrego
A veces pienso si he perdido mi sensibilidad
La sensibilidad que se descubrió con "vértigo"
Porque la religión cortó mi curso lógico
Veía el mundo sin la influencia de mi acción en él
Y eso me ha marcado
Es algo que Sophie pudo borrar
Pero ¿cómo permanecer?
Esta vez me tiraba fotos
Conversando con un hombre envuelta en una sábana
Me perseguía vestido de buzo



FINA GARCÍA MARRUZ




De nuevo, poesía



Me las paso bastante bien sin ti,
poesía,
camino (con bastante buen ánimo)
los desiertos
o (no vamos a exagerar)
las pequeñas arideces.

Pero, cuando llegas,
cuando te veo venir,
mi adorada, mi radiante,
cuando te reconozco desde lejos,
perdona si pierdo la compostura,
si no espero, educadamente,
con el vaso frío en la mano,
si pego la boca a tu chorro de agua
y dejo que me salpique las comisuras
y riegue con ímpetu las paredes de mi seca garganta.


ANA IVIS JUAN





Al escapar, bola de nieve



Me recuerdas la música,su agua,
el fragmento del dios rayando el mármol,
ante cascadas de carne y olivo.
Puedo medir tus parques sobre el pecho;
un paisaje de gaitas que aletea en el próximo compás
me advierte que las manos no persiguen
estas líneas de asomo al rostro
al miedo en tu nombre.

En este pentagrama
nos queda el reparto y la caída;
el fino reparto de mi lluvia para perderla
mientras llevas un cántaro a los dioses
donde yo quiero la miga,
el coágulo del beso,el beso, el coágulo,
otra vez la miga contundente
y ya es un líquido que inunda el salón;
líquido verde, roce diluyéndose en la tarde
escozor líquido de campo líquido contra mi piel líquida;
allí soy capaz de encender la esmeralda de tu piano
con mi silencio de muchacha a ras de notas.
¡Ah!...la música,el agua,tú,
o tú mismo en la música del dios
cuando haces magia detrás de la lascivia,
esos confines sin pertenecernos
y esta melancolía desde el cielo a tus manos,
el cielo perdido entre la carne
o tus manos de olivo regresando hacia mí,
hasta lo débil.


CHARO GUERRA




Juegos



En la infinita sucesión
estaban escritos nuestros nombres,
junto a los nombres de la historia.
Hablo de todos,
humilde-grande en relación circunstancial.
Ramas genealógicas torcidas,
donde las verdades se mueven
en rangos descritos por los antiguos símbolos.

Imagino los ojos de K.
en el instante en que se despedía con horror,
mirando su caída:
la de un tiempo que sería para él
mil novecientos ochenta y cuatro.

Sus ojos en el pavimento,
visualizando el tránsito a la sustancia etérea,
líquidos, abiertos al vacío.

Pienso en lo que llamaron su elección,
entiendo el gesto,
la armonía del rostro cifrado en un linaje.

Mil novecientos ochenta y cuatro
como miles de años antes,
o el día de hoy y el de mañana.
Hemos estado aquí desde la creación del mundo.
Esa certeza llega ante las almas como K.
almas que marcan la fatalidad más que la suerte.

Es que acaba el espacio que ocupamos,
y la corteza temporal que nos visibiliza
desintegra, disuelve los contornos,
o apuramos el acto de la transfiguración,
y el resto de nosotros sigue vivo.
Vivo un poco más.

Supongo que alguien dobla las hojas
de un gran libro.
Ese alguien cada noche repasa las historias,
y ve cómo se cumplen los rigores de un oráculo
que consiste en darle cuerpo
a una materia breve a la que llaman hombre.

Sí. La existencia es eterna,
del mismo modo la soledad de quien lee ese Libro,
el libro donde estamos todos, sin jerarquías,
ni los rigores vanos de quiénes pueden
o no pueden,
acompañarnos a la mesa.

Sucede que se esconden las ramas,
a modo de árboles genealógicos
–las esconde alguien–
y los dibujos aparecen/desaparecen,
descritos por enigmas,
un lenguaje sencillo para cubrir el pasatiempo.


JOSÉ ÁNGEL BUESA




Mi corazón no sabe lo que espera...


Mi corazón no sabe lo que espera,
pero yo sé que espera todavía...
igual que aquella noche que llovía
y te besé bajo la enredadera.

Tu amor se fue como si no se fuera...
pues algo tuyo vuelve cada día...
y me dejaste la melancolía
de doblar el pañuelo a tu manera.

Esta noche de viento y lluvia fría
quiero pensar que si tu amor volviera...
al dejar de llover, ya no se iría.

Y estoy aquí, bajo la enredadera...
y como aquella noche en que llovía
mi corazón no sabe lo que espera.