jueves, 19 de diciembre de 2013

JOSÉ EUSTASIO RIVERA




Esta noche



Esta noche el paisaje soñador se niquela
con la blanda caricia de la lumbre lunar;
en el monte hay cocuyos, y mi balsa que riela
va borrando luceros sobre el agua estelar.

El fogón de la prora, con su alegre candela,
me enciende en oro trémulo como a un dios tutelar;
y unos indios desnudos, con curiosa cautela,
van corriendo en la playa para verme pasar.

Apoyado en el remo avizoro el vacío,
y la luna prolonga mi silueta en el río;
me contemplan los cielos, y del agua al rumor

alzo tristes cantares en la noche perpleja,
y a la voz del bambuco que en la sombra se aleja,
la montaña responde con un vago clamor.



JUAN MANUEL ROCA



  
Arenga del antihéroe



Nunca llegué a sitio alguno.
Cuando algunos viajaban por el espacio
Y veían la tierra como una aldea perdida,
Yo miraba en la oscuridad de los armarios
Pequeñas lunas de alcanfor.
Mientras tantos impacientes caían en combate
O petardeaban la posición del enemigo,
Yo era humillado en oscuras oficinas de notarios.
Cuando los inventores de la máquina de sueños
Cenaban con mujeres más bellas que sí mismas,
Mi ración de orfandad me era servida,
Fría como un lenguado bajo la luna.
Mis amigos de infancia crecieron para el brillo,
Algunos son senadores que sonríen en las plazas,
Otros se hicieron hombres de industria, empresarios,
En el barco van en el área de los triunfadores.
Yo visito el mismo paisaje de casas repetidas,
Mi único guardaespaldas es el viento.
No fui de los que llenan estadios y coliseos,
Ni el cantante que puede permitirse injuriar
Al auditorio. Nunca llegué más allá de la próxima esquina.
Jamás tuve agallas para disparar contra el tirano,
No abrí un túnel para que todos salieran de la cárcel,
No fui capaz de salir durante el toque de queda,
No monté en pelo el brioso caballo de la guerra
Ni atravesé campos minados para salvar una aldea.
Me dediqué a masticar en la sombra
El pan sin levadura de todas las derrotas.
A veces me pregunto dónde andarán
Los que cambiaron de piel, de casa o de país,
Mientras bebo la misma cerveza
Mientras suena, una y otra vez,
Una canción que habla de visitar la lejanía.




NICOLÁS SUESCÚN



Un hombre de mi edad


Viajo frente a un hombre de mi edad
con barba como yo, pero encorvado.
Sus ojos se pierden en el vacío.
Dudo que sean sus manos lo que mira,
viaja por un desierto territorio extraño,
su tiempo no es mi tiempo,
no soy yo quien le intereso en todo caso,
sano, salvo y derecho tras de tanto.
Un momento después lo observo
tomarse la cabeza entre las manos
hurgarse las orejas, leer recortes
del Correo del Amor en alta voz
y en tono de discurso, y por último
sacar una libreta que mira página por página
y en la que escribe una palabra,
una sola palabra de vez en cuando.
¿Qué escribe?, me pregunto entonces,
tratando de entender por qué hay desorden
en ese mismo cuerpo que podría ser el mío,
por qué no es él quien me escudriña a mí.


JOSÉ ASUNCIÓN SILVA




Juntos los dos


Si en tus recuerdos ves algún día
entre la niebla de lo pasado
surgir la triste memoria mía
medio borrada ya por los años,

piensa que fuiste siempre mi anhelo
y si el recuerdo de amor tan santo
mueve tu pecho, nubla tu cielo,
llena de lágrimas tus ojos garzos;

¡ah, no me busques aquí en la tierra
donde he vivido, donde he luchado,
sino en el reino de los sepulcros
donde se encuentran paz y descanso!


LEÓN DE GREIFF




Mi pobre amor se está yendo



Mi pobre amor se está yendo...
yo me quedaré llorando...
La lluvia, leve, cayendo;
una nube, allá, glisando...

Mi pobre amor se está yendo.
Lejos, muy lejos!, soñando

la dulce amada, y tejiendo
su ilusión, me va matando...
Mi pobre amor se está yendo...

¿Qué pasa, que nada entiendo?
Qué pena se va a acercando?

La lluvia, leve, cayendo...
Una nube, allá, glisando...
La dulce amada tejiendo
su ilusión, que voy matando!

Mi pobre amor se está yendo...
Yo me quedaré llorando!


MARIO RIVERO




Motivos del día


Mario me llamo
soy mordisco al aire
soy un husmea-cosas
soy un cuenta-cosas

Todas las mañanas
siento la hoja de barba
y la caricia del agua
cuando en el piso de arriba
posiblemente
un hombre y una mujer
yacen abrazados

El la tiene en sus brazos
medio adormilada
mientras oriento mis paso
hacia el día

Digo mentiras inútiles
y verdades inútiles
Converso con los ancianos
que descansan en la hierba
o sobre los pedestales
de los héroes
Con el buhonero
que vende transistores
o lentes para que alguien se esconda

Con las nucas
que en los colectivos
se apoyan sobre el hombro
del vecino

Con los huéspedes de las buhardillas
y las de los cuartos
de las casas coloradas
con rendijas
que miran a los árboles

Llego hasta el apartado
esa ventanita al mundo
abro una carta
que tiene una estampilla
de los mares del sur
donde los pescadores
tiran varios días sus arpones
hasta dar caza al tiburón
entre espumas de sangre

Voy al parque
y violo una naranja
para no mirar a una colegiala
que hace su colección
de hojas de otoño

Soy bachiller en lentos
amaneceres en los puentes
Todos mis recuerdos
tienen el leve brillo
de una joya perdida
aunque hay momentos
que merecen repetirse

Soy un husmea-cosas
soy un cuenta-cosas
un cero grita bajo mis zapatos.