domingo, 5 de enero de 2014

JOSEFINA PLA



Invención de la muerte


Esa sombra
La veréis alargarse cada vez como un agua vertida
sin remedio
como un manto cayendo despacio de sus hombros
como si fuese él mismo arrepentido que quisiera
volver sobre sus pasos
-reptil de limpia muerte sin cadáver-

 La veréis ahilar su arroyo
sobre un suelo
por siempre horizontal a la aventura

Y será también la única
que dormirá con él reconciliada
con la sombra total
de que se desgajó
enemiga de todos los espejos un día.


LOURDES ESPÍNOLA


 

In memoriam
Simone de Beavoir


Sojuzgar cada intento vital,
cubrirlo de modestia
como antiguo abanico
escondiendo la boca del deseo.
La palabra sofoca
el furor de la pupila.
Frente
a tanto silencio compartido,
en ardid bien conocido.
La piel, brillante iridiscencia,
en anticipado banquete de los cuerpos.

Desde el útero gritó
este sexo destinado
a morder el polvo de la tierra,
esta herida de futuro trunco.
Ser sometida.
Con pequeñas uñas traté
de rasgar el útero,
desbordar el agua protectora y tibia.
Aún viva
me pregunto:
¿Cuánto tiempo lleva
cada trozo en morir,
para que liberada pueda ser
por fin
yo misma, en mi potencia?

Fui la primera que aprendió
del respirar taciturno,
de la arcilla caliente de la vida.
Nacida de las sombras
fui, infinito delirio
arriesgando vagares siderales
en la callada vena de los tiempos.
Las cuencas de mis ojos ya supieron
de apaciguada quietud,
de futuros rencores, del silencio.
Fue mi cuerpo
huracanado manantial,
cueva pariendo siglos.
Eva, yo cumplo
el destino inmortal,
incertidumbre,
anhelo de los hombres.

Romper la realidad,
desplumarla en desconocidos trozos,
y esperar
el tiempo exacto:
igualdad escondida desde siglos.
Conocerse en los otros,
estar amoratada, atada a los silencios,
fibra nutrida sólo
por su propia savia.
Mujer amortajada, germinal,
ahogada sin término
en pensamiento quieto;
quisieron (hoy y tantos)
que olvidemos.

LISANDRO CARDOZO


  

VIII

 

Quiero asociar su imagen
a una flor, de las que crecen
en los campos, de perfume
indefinible y etereo.
Quiero adherir su imagen
al viento que permanentemente
danza ante mis ojos.

 

 

ROQUE VALLEJOS





Biografía de mi patria



Mi patria el Paraguay,
como dice el tocayo,
perdonen la tristeza,
nació en el siglo XVIII Comunero
con Mompox y Antequera.
Fue bautizado por los
próceres de mayo
en 1811.
La confirmó el Doctor Francia
entre 1826 y 1840.
Se desposó con el pueblo
en los sacratísimos altares de Don Carlos
y falleció trágicamente con Solano
un primero de marzo en el recuerdo.
Desde entonces este país
es una losa inmensa
y sus hijos hormigas
que acarrean
su mendrugo y su honor
a hoya ajena,
mientras la propia huesa está vacía,
con el ángel de la historia en su custodio
esperando que se cumpla el tercer día.
Como dice otra vez el tocayo,
digo, es un decir,
cualquiera que cuente otro cuento,
está mintiendo
y puede que lo haga como poeta
o historiador o taumaturgo
pero ya nunca como paraguayo,
porque nosotros ya no somos,
apenas fantasmas que vivimos,
con un ojo cerrado como muertos
y el otro abierto, vivo, grande,
el ojo proxeneta y claudicante
que copula sin tregua
con el sol afiebrado
a la luna menstrual que se desangra
y ensucia,
porque después de todo,
nada existe,
todo es sueño,
hasta esto de esperar
que la Patria resucite
al tercer día
como si fuera una Patria verdadera.


DELFINA ACOSTA



Acaso es tarde



Acaso es tarde.
No importa ya
que con favor del diablo coloque
mis jazmines en la acera,
mi zapato de tierra en la ventana,
y me quede en cuclillas, aguardando,
que alguien golpee de una vez mi puerta.
Acaso es tarde

Acaso es tarde
No importa ya
que con las gotas de un día
que en la fiesta fue lluvioso,
yo moje mis cabellos y mejillas,
y me quede sentada, parpadeando,
sobre el sillón de mimbre, en la penumbra.
Acaso es tarde.

Acaso el tiempo
me llegó de golpe
por andarme de madre,
por andarme de hija,
y este fuego nocturno que sube
por mis huesos, este aullido feroz
que levanta mi sangre,
ya no son señales
para llamar a nadie.
Acaso es tarde


SUSY DELGADO


 

Ántrax

 

De que algo pasa en estos días,
pasa.
Algo me pasa, algo nos pasa.
Algo me pesa, algo nos pesa.
Y sin embargo,
honestamente,
yo no sabría decirles lo que es.
Alguien le puso un nombre en estos días.
Nombre difícil, pariente de animal o de cosas peores,
de andrógino, de axila y finalmente, de antro.
Pero yo pienso
que no se trata de este inocente bicho,
viejo habitante de nuestras vaquitas,
seguramente condimento de innumerables y honorables asados,
según me ha develado
persona más veterana y sabia que ésta que les habla,
el que nos quita el sueño en estos días.
Discúlpenme los noticieros
de las grandes cadenas e incuestionables fuentes,
pero yo creo que otros bichos
son los que en estos días de mega-atentados,
de hiper-guerras y super-confusiones,
nos inquietan.
No sabría decirles lo que es,
pero algo pasa, algo me pasa, algo nos pasa.
Algo nos pesa.
Algo nos pisa.
Algo nos pica.
¿Alguien sabe decirme lo que es?