martes, 8 de abril de 2014

GASTÓN FERNANDO DELIGNE


  

Incendio

 

Dormida esta la ciudad,
bajo los limpios reflejos
de una luna sin mancilla
en un nacarado cielo.
 

Allá lejos zumba el mar;
acá suspira el misterio
y en las hebras de la luz
flota en su hamaca el silencio.
 

¡Qué de fantasmas de rosas,
en blando revoloteo
invaden calladamente
los cortinajes del lecho!
 

¡Qué tropel de diminutos
y ágiles duendes aéreos
se deslizan impalpables,
paz y calma repartiendo!
 

Todo, hasta el aire, es marasmo,
todo, hasta la luz, es sueño;
todo, hasta el duelo, es quimera:
¡Sólo el mal está despierto!
 

De cuya presencia adusta,
de cuyo empuje soberbio,
hablan, gritan las campanas
con vibrante clamoreo.
 

Y allá al lado del poniente,
entre oleadas de humo denso,
asoma el robusto monstruo
su roja cresta de fuego.
 

"Venid" parece que dice;
parece que clama: "os reto",
con su ruido de agua grande,
con sus crujidos siniestros.
 

¿Quién no lo vio...? Era uno solo,
y revistió en sus efectos,
los mil tonos, las mil formas,
de un espantable Proteo.
 

Como niño que en petardos
entretiene el raudo tiempo,
así niño en unas partes,
todo lo estallable uniendo,
estallaba en un volcán,
del raro volcán contento.
 

Enamorado, otras veces,
Del uno al contrario extremo
Iba hablando con su amada
a puras lenguas de fuego,
hasta perecer con ella
en blancas cenizas vuelto.
 

Ora bajando intranquilo,
ya presuroso subiendo,
ya contra el viento accionando
ya corriendo contra el viento;
escudriñando unas veces,
otras veces destruyendo;
dormido como un león,
en súbito apagamiento;
para surgir más robusto,
más voraz y más tremendo;
con profundidad de abismo,
con escalofrío de vértigo
era tristemente grande,
era noblemente tétrico
y hermoso terriblemente
¡aquel conflicto de incendio!
 

Pero más hermoso aún
el alcance del esfuerzo
que trajo el coloso a tierra,
junto a las ruinas deshecho.
 

Y más hermoso el que prueba
que Jesucristo no ha muerto;
que el mal sólo es transitorio,
que el bien es el solo eterno.
 

Porque ¿sabe acaso el ave,
después que el ciclón va lejos,
lo que la rama querida
y el dulce nido se hicieron?...
 

Lo sabe la caridad,
y es solamente por eso
que abre, mirando a las víctimas
¡su manto color de cielo!

 

 

 

MIGUEL ANTONIO JIMÉNEZ


 

El arte

 
“Y todo el Nilo en la palabra Nilo”.

Jorge Luís Borges

 


Sin palabras sin pausas sin silencio
el mar en el azul es un Picasso
dentro del fuego de agua que lamina su forma
un astro tembloroso inventando nostalgias
el gris el blanco el negro en su grito
va latiendo en romance va en angustia
a través del ángel y la espada y los enigmas
un caracol de noche un oído de sombras
un lamido de virgen unos labios de miel
una respiración de párpados y nubes
un anónimo un deseo una letra en el ojo
un niño aleonado en su piel de leopardo
un quiero una amapola muriendo de amarillo
una rotunda flor de transparencia
al agua un hongo dulce
un tiempo levantando la música del tacto
una voz un árbol un pleonasmo ambiguo
un esqueleto de aire fundiéndose en la brisa
una savia de alas que elabora la altura
un inmenso mugido una ola en ansias
una tabla llameante que cabecea el presente
un animal desnudo persiguiendo el destino
un salto de potro en soledad
un mundo germinando de carnes y de hierbas
una jauría de cuerpos un hueso aullando
un hilo de sangre girando los sentidos
una melodía que circula en sílabas
un temblor de sienes y un sentir
una furia de cielo y carne niña
un crujido de seda un remolino
una lentitud de mar que gratifica el goce
inmaterialidad de la palabra que anula distancias
un nacimiento continuo un comienzo sin fin
un boceto de lluvia una ciudad
sin palabras sin pausas sin silencio
una mujer desparramada al fuego
un color inédito vibrando en la mirada
un cómo es posible que nadie
un horizonte de voces un laberinto
una fiebre de muslos un acento de noche
una palabra que fluye sin sueño
un nocturno que muere de afrodisia
una noche dilatada en la seducción de su mito
una fábula insomne dilatando la muerte
una violencia muda un combate interior
una ternura que agujerea el instante
un yo quedando en los declives
una ironía que rechina en los dos
un sexo perdido una avaricia amada
un rumor creciendo en lo invisible
un equilibrio de miedo una luna descalza
unos senos donde expira el viento
una mordida un delirio un menudo de danza
un lenguaje de ser en movimiento del alma
un lenguaje una esencia infinita
una plumilla que retoza el lenguaje
un símbolo de voz donde canta el poeta
sin palabras sin pausas sin silencio
una estatua de luz una esfinge de lava
un pensamiento como escena visible y verdadera
una mitología que cede a la vida
y es mito y es vida y es amor
un arte de tu noche y un Picasso.

 


 

 

 

PEDRO MIR


 
 
Hay un país en el mundo



Hay un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol.
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.

 

Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.

 

Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteronas antiguas
o el día en los tejados.

 

Sencillamente
frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.

 

Sencillamente triste y oprimido.

 

Sencillamente agreste y despoblado

 

En verdad.
Con tres millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falda del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el canto de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio del amor.

 

Entonces
es lo que he declarado.

 

Hay
un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.

 

Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
su franja propietaria.

 

Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.

 

Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.

 

Este amor
doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá
de donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras cantando
entre los surcos
su propiedad.

 

Este amor
alcanzará su floreciente edad.
Pero no.

 

Hay
un país en el mundo
donde un campesino breve,
seco y agrio
muere y muerde
descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para su bronca muerte.

 

¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
Es un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije:
sencillamente triste y oprimido.

 

Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero
no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.

 

Plumón de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.

 

Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.

 

El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.

 

Los que la roban no tienen ángeles
no tienen órbita entre las piernas
no tienen sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.

 

No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.

 

.......

 

Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio.

 

Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.

 

Pero ebrio de orégano y de anís,
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra. y un país,
en el mundo,
fragrante,
colocado
en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.

 

.......

 

Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.

 

Donde un ángel respira.
donde arde
una súplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carrera
un boyero se extingue con la tarde.

 

Después
no quiero más que paz.
Un nido
de constructiva paz en cada palma.
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos
y el olvido.

 

 

SALOMÉ UREÑA DE HENRÍQUEZ



 
Sueños
 
En horas gratas, cuando serena
reposa el alma libre de afán,
y el aura amena
pasa, de agrestes rumores llena,
y es todo calma, todo solaz;
 
cuando la Patria suspende el ruido
de las contiendas aterrador,
y confundido
quedar parece bajo el olvido
cuanto es angustias al corazón,
 
castas visiones vienen ligeras,
y en bullicioso giro fugaz,
cual mensajeras
de paz y dicha, nuevas esferas
al pensamiento mostrando van;
 
nuevas esferas donde la mente
vislumbra absorta mares de luz,
donde se siente
que extraños sones lleva el ambiente
sobre las nubes del cielo azul.
 
Enajenada la fantasía,
de esas visiones corriendo en pos,
mira a porfía
pueblos y pueblos buscar la vía
de esas regiones de eterno albor.
 
Rasga el destino su denso velo,
y a sus fulgores el porvenir
muestra a mi anhelo
como a esa altura, con libre vuelo,
Quisqueya asciende grande y feliz.
 
Sueños de gloria que halagadores
el ama sigue llena de fe;
bien que traidores
huyen a voces, y sus fulgores
envuelven sombras de lobreguez.
 
¡Ay! Es que entonces, Patria bendita,
cubre tus campos ruido fatal,
que a la infinita
región se eleva, y el alma agita
con emociones de hondo pesar.
 
Mas cuando calla la voz terrible
cuando sereno luce el confín,
y bonancible
pasa la brisa, con apacible
giro de blandos rumores mil,
 
cándidas vuelven esas visiones
arrobadoras en multitud
y esas regiones
a poblar vuelven extraños sones
y claridades de viva luz.
 
A esas esferas del pensamiento
quiero llevarte, Patria gentil;
si oyes mi acento,
si verte quieres en alto asiento,
dominadora del porvenir;
 
¡ah, quede siempre suspenso el ruido
de las contiendas aterrador;
que enternecido
desde su trono de luz ceñido
sueños de gloria te ofrece Dios!



AURORA ARIAS

 

Nido de pájaros
 


Misioneros
luminosos nuestros órganos sexuales
perfectos como nido de pájaro
carnívoros, inimitables.
 

Los órganos de las vírgenes
donde caben todos los sueños
los órganos de miel de las prostitutas
donde caben todos los hombres
 

Los órganos de las señoras donde cabe
un hombre y se invocan miles
 

Los órganos de polvorientos de las muertas
donde suspiran los gusanos
 

Los órganos de la mujer grávida
en plena erudición creadora.
 

El mundo creado a través de un círculo.

 

 

MANUEL DEL CABRAL


 

La mano de Onán se queja



Yo soy el sexo de los condenados.
No el juguete de alcoba que economiza vida.
Yo soy la amante de los que no amaron.
Yo soy la esposa de los miserables.
Soy el minuto antes del suicida.
Sola de amor, mas nunca solitaria,
limitada de piel, saco raíces...
Se me llenan de ángeles los dedos,
se me llenan de sexos no tocados.
Me parezco al silencio de los héroes.
No trabajo con carne solamente...
Va más allá de digital mi oficio.
En mi labor hay un obrero alto...
Un Quijote se ahoga entre mis dedos,
una novia también que no se tuvo.
Yo apenas soy violenta intermediaria,
porque también hay verso en mis temblores,
sonrisas que se cuajan en mi tacto,
misas que se derriten sin iglesias,
discursos fracasados que resbalan,
besos que bajan desde el cráneo a un dedo,
toda la tierra suave en un instante.
Es mi carne que huye de mi carne;
horizontes que saco de una gota,
una gota que junta
todos los ríos en mi piel, borrachos;
un goterón que trae
todas las aguas de un ciclón oculto,
todas las venas que prisión dejaron
y suben con un viento de licores
a mojarse de abismo en cada uña,
a sacarme la vida de mi muerte.