lunes, 2 de junio de 2014

MIGUEL ARTECHE SALINAS


 

Canción a una muchacha ajedrecista muerta

  

Llueve sobre el verano del tablero.
En blanco y negro llueve sobre ti.
Nadie controla tu reloj: te espero
Para jugar allí.

¿Tú mueves o yo muevo? Quién lo sabe.
Quién sabe si allá juega o juega aquí.
De pronto tu tablero es una nave
Que te lleva y nos lleva hacia un jardín.

Hacia un jardín remoto de caballos
Que inmóviles nos miran, y a un alfil
Que negro lanza rayos, rayos, rayos,
Y hace mil años que está de perfil.

Hacia un jardín remoto de tres torres
Donde una dama blanca va hacia ti,
Te llama a ti, y tú hacia ella corres
Y no hay en ella fin.

Donde un peón ha roto ya los sellos
Y te ciñe las sienes de marfil,
Y un rey recoge ahora tus cabellos
Para cubrir con ellos su país.

Hacia un jardín remoto al mediodía,
Donde el agua se tiende en su dormir,
Y ya no hay sed y nunca hay todavía
Y hay un árbol de sol en el jardín.

Sólo que tú no estás. Y está la luna
Cayendo interminable en el jardín
Sobre las soledades de una cuna.
Y hay olor de silencio y de partir.

 

 

 

CRISTINA CHAIN


 

7



Después de todo un escorpión me mira desde
una esquina de la vigilia
y sobre todo traduce con mis ojos que ya no
habrá más miedo
que éste que se desdobla en placer

 

 

 

ELÍAS HIENAM


  

Las narices frías

  

Lengua muerta y desmedida
en angustias y hastío,
arrullo, leche y correas:
un dínamo que alumbra sin adioses,
el dormir de estática en toallas húmedas.

Litera que mece y da pase
a esta gélida modorra de sacos.

Terror en vela de llaves, tetillas,
¡Morfeo!
que mosquiteros en pijama
pellizcan al recogerse en el somier sin colchón,
ni sueño.

 

PEDRO ANTONIO ARAYA


 

Antiguo acaso de haber

 

De haber estado herido o condenado
de haber elegido el verano
la araña o el luto; pero no     no
frente a mi alcoba sin luz si imaginas algo de esto
a una sola gota oscura la tuve junto a mi
la ebrio injurié le rompí el costado    y la quise así
besé sus piernas      dejé que sus manos regasen mal cerradas mi cuerpo sus labios      a cada
hora sin leyes se abrían     de amor y sangre la mordí
suavemente
llorando el miedo vino
conmigo ella tarde porque ya no pedía nada
tú y quienes éramos yo el allí
    pareció que ya antes había sucedido
                           le comencé a desatar los cabellos
y cada cabello era una voz para un nosotros       éramos la tibia corriente bajando por
atrapados la cara un hilillo
entre el cómo de denso follaje       demandando la vida de un hombre
corona éramos
de espinas nos cubrimos demasiado
       del vértigo     y ya sabía     qué se iluminaba donde
sobresaltó
su delirio adentro
                                 por los aires yéndose un ella tal vez me decía
era la novia olvidada
gritamos de amor tan nuevamente como al arder de las cosas
una que era tejida red luminosa y relucían ciudades enteras las blancas al fondo los anillos inconclusos de un prisionero
soñaba bruno el que olvidado sobre su desnudez
y recogí a la belleza tus ojos abismos hermosamente tan para esto
dejé unas valvas de breves moluscos entre las grietas
de las murallas      cuando el cielo del oeste se escondía
       adentro tan de mi sombra cambiando
siete veces un puñal o un lirio      escondido
entre sus senos
                        sobre las suaves montañas: el sol
se había roto en goterones                   sobre mis muslos las manchas
de mis estas tierras ropas oscuras de hijos
sucios de sonreír un algo de hambre y los abracé      también a ellos
como un mendigo que fuera y soy aún con estas líneas
sentados en un montón de basuras      fumábamos melodías
ni siquiera inventadas las caras
                                          los hermosos héroes y los hermosos santos
eligieron a quiénes saber el ya que
                                  una pobre loba muerta yacía     junto a nosotros
pariendo en el barro de la calle.

 

 

NICOLÁS MARÉ

 

Ebria, todo huele a frutas en tu cuerpo
frutas de climas antiguos y mañanas donde estoy sordo

Aprieta esa axila y sofoca la frase
mi mano se endurece la letra es falsa
nada está dicho la letra es falsa

En balcones negros la letra
en homicidios a plena luz la letra
en letrinas la letra es falsa

Pegadas las caras a la almohada miento
estoy sordo ahogado en frutas la letra
es falsa, borracha

Continuamente tu cuerpo huele a uva
la cebada y yo sordo y yo miento
no huelo a nada salvo a letra

 

ALEJANDRA DEL RIO


 

Una mujer pesa sobre mi lengua

  

Yo que te habría propuesto
empezar tartamuda
una historia de tropiezos.
Besos de lengua en rebeldía con las bocas
besos besados en la hoguera de las brujas
soga al cuello en tu risa de duende:
un animal pretérito y molesto
asomado a tu hombro y saludando.

Yo que te habría mostrado
el pez infierno que nada en nuestra sangre
una caricia que estalla al filo de la mueca
el feroz insulto de un cordero mudo
y mi celo que grito torpemente
amparada en la esperanza
de mil mañas insolentes, son sólo signos:
por todas partes brotan dedos
que hacen más sol este caudal.

Yo que habría escrito coplas de vino ciego
con mujeres calladas que se adivinan en lo oscuro,
a tientas habría parido extrañas criaturas
que te nombrasen en la ausencia
y tejieran de tu recuerdo sendas túnicas
para ir ataviada como Reina,
toda entera: disfrazada de ti.

( Estaba pensando en mordisquearte en las semillas
para que brotara esa sonrisa de niña seria y deseosa
para que brotara ese canto que canto
a la sombra que despides en todas direcciones,
pero apenas escribo cierto nombre
como para que te sirva de alfombra
lo escribí hace rato con las huellas que dejaste:
para verte caminar sobre el verbo en fuego
para ver como escalda tu mirar
para ver si con eso no me duele tanto este querer ).