lunes, 10 de noviembre de 2014

JAVIER SOLOGUREN



La belleza, las nubes...

 

La belleza, las nubes.
¡Las nubes!
¿Hay alguien que se detenga a verlas
desordenándose en sus fiestas
lentamente?
¿Contemplarlas?
(No faltará quien diga ¡está en las nubes!
¡Ese hombre no se halla en sus cabales!)
Las flores, la belleza.
Si contemplamos una flor como quien contempla un rostro
humano
o escucha el alma en su pasión desnuda del canto límpido
del ave
(Igualmente será visto con sorna)
Las nubes, las flores, las aves: rostros de la belleza,
¿dónde arden sus huellas?
Sus rastros se perdieron en las aguas
como desmantelados barcos.
Por qué pues distraemos con tales baratijas!
Pero la belleza, las flores, las aves, sobre nuestras cabezas,
las nubes en su callada música.
(pero ¿las nubes, la belleza?)

                                  (pero ¿las nubes, la belleza?)

 

De "Un trino en la ventana vacía"

 

 

 

CÉSAR MORO

 

El fuego y la poesía
En el agua quemante el sol refleja la mano de cenit

 

1

Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta años
Bajo la influencia nociva del judaísmo sobre la vida monástica
De las aves de azúcar de heno de hielo de alumbre o de bolsillo
Amo el amor de faz sangrienta con dos inmensas puertas al vacío
El amor como apareció en doscientas cincuenta entregas durante
            cinco años
El amor de economía quebrantada
Como el país más expresionista
Sobre millares de seres desnudos tratados como bestias
Para adoptar esas sencillas armas del amor
Donde el crimen pernocta y bebe agua clara
De la sangre más caliente del día
 

2

Amo el amor de ramaje denso
salvaje al igual de una medusa
el amor-hecatombe
esfera diurna en que la primavera total
se columpia derramando sangre
el amor de anillos de lluvia
de rocas transparentes
de montañas que vuelan y se esfuman
y se convierten en minúsculos guijarros
el amor como una puñalada
como un naufragio
la pérdida total el habla del aliento
el reino de la sombra espesa
con los ojos salientes y asesinos
la saliva larguísima
la rabia de perderte
el frenético despertar en medio de la noche
bajo la tempestad que nos desnuda
y el rayo lejano transformando los árboles
en leños de cabellos que pronuncian tu nombre
los días y las horas de desnudez eterna.
 

3

Amo la rabia de perderte
Tu ausencia en el caballo de los días
Tu sombra y la idea de tu sombra
Que se recorta sobre un campo de agua
Tus ojos de cernícalo en las manos del tiempo
Que me deshace y te recrea
El tiempo que amanece dejándome más solo
Al salir de mi sueño que un animal antediluviano perdido en la
              sombra de los días
Como una bestia desdentada que persigue su presa
Como el milano sobre el cielo evolucionando con una precisión de
              relojería
Te veo en una selva fragorosa y yo cerniéndome sobre ti
Con una fatalidad de bomba de dinamita
Repartiéndome tus venas y bebiendo tu sangre
Luchando con el día lacerando el alba
Zafando el cuerpo de la muerte
Y al fin es mío el tiempo
Y la noche me alcanza
Y el sueño que me anula te devora
Y puedo asimilarte como un fruto maduro
Como una piedra sobre una isla que se hunde
 

4

El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándome el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia

 
5

Verte los días el agua lenta
Una cabellera la arena de oro
Un volcán regresa a su origen
Verte si cuento las horas
La espalda del tiempo divinamente llagada
Una ánfora desnuda hiende el agua
El rocío guarda tu cuerpo
En lo recóndito de una montaña mágica
Cubierta de zapatos de muñeca y de tarjetas de visita de los dioses
Armodio Nerón Calígula Agripina Luis II de Baviera
Antonio Cretina César
Tu nombre aparece intermitente
Sobre un ombligo de panadería
A veces ocupa el horizonte
A veces puebla el cielo en forma de minúsculas abejas
Siempre puedo leerlo en todas direcciones
Cuando se agranda y se complica de todas las palabras que lo siguen
O cuando no es sino un enorme pedazo de lumbre
O el paso furtivo de las bestias del bosque
O una araña que se descuelga lentamente sobre mi cabeza
O el alfabeto enfurecido
 

6

El agua lenta las variaciones mínimas lentas
El rostro leve lento
El suspiro cortado leve
Los guijarros minúsculos
Los montes imperceptibles
El agua cayendo lenta
Sobre el mundo
Junto a tu reino calcinante
Tras los muros el espacio
Y nada más el gran espacio navegable
El cuarto sube y baja
Las olas no hacen nada
El perro ve la casa
Los lobos se retiran
El alba acecha para asestamos su gran golpe
Ciegos dormidos
Un árbol ha crecido
En vano cierro las ventanas
Miro la luna
El viento no ha cesado de llamar a mi puerta
La vida oscura empieza

 

De "La tortuga ecuestre"

 

MANUEL GONZÁLEZ PRADA



La aparición del Coraquenque

 
 
Es la fiesta del Intip-Raymi.
No luce aún el Oriente,
Y ya el Inca se apercibe
Al holocausto solemne.

En pompa regia, descalzo,
Con su estirpe y sus mujeres,
Deja el regalo del sueño,
Deja la paz de su albergue;

Y, en la antigua, extensa plaza
Bajo emplumados doseles,
Aguarda mudo y contrito
La luz del Padre celeste.

Adelgázanse las sombras,
Y un albor dudoso y tenue
Nace, vacila y se ensancha
Del Oriente al Occidente.

Asoma el Sol, y sus rayos
En hilos de oro descienden
A inflamar los hondos valles,
A fundir las altas nieves.

Todos gritan fervorosos,
Todos las manos suspenden,
Y a la región de las nubes
Lanzan ósculos ardientes.

Todos dilatan los ojos
Y la luz primera beben,
Como un sediento devora
El humor de viva fuente.

Y, entre músicos acordes,
Consagran himnos y preces
Al Padre eterno y fecundo,
Al dador de inmensos bienes.

Coge el Monarca en la diestra
Un vaso de oro luciente,
Y, de ofrenda al Sol divino,
La espumosa chicha vierte.

Coge a par en la siniestra
Un vaso de oro luciente,
Y el licor sabroso escancia
A sus hijos y mujeres.

Todos liban; y retumba,
A son de música alegre,
El lejano clamoreo
De los nobles y la plebe.

Mas, de súbito, al bullicio
Quietud profunda sucede
Y al regocijo y contento,
El espanto de la muerte.

Es que asoma por las nubes
Y en vuelo tácito y leve
Gira en torno de la plaza
Un hermoso Coraquenque.

Hacia el Príncipe heredero
Vuela el pájaro tres veces,
Y con dos pintadas plumas
Adorna al mozo la frente.

Triste fue la magna fiesta,
Que, a la luz del Sol poniente,
El Monarca ya dormía
En los brazos de la muerte.

 

 

 

RODOLFO HINOSTROZA



Para Una Visión (IV)

  

& las fragantes fiestas de la libido
flores sobre la mar
y la belleza rubia desnuda entre tus brazos
pero unos ojos en el aire tibio
vidi la donna che pria m′appario
velatta sotto l′angelica festa
  & el cambio de parejas bajo el Sol
instante alado
gestos retardados en el tiempo
vuelta a los verdaderos principios
el acercamiento natural de los animales
más emanación que olfato
pura forma de energía que volará se esparcirá
entre los campos entre la gente
el cuerpo múltiple
el amor incrementado inagotablemente
no la pareja en el eterno binomio
no la ruptura salvaje la lesión de la libido
pero
leche sobre la hierba
entre niños
amoroso retorno sin principio ni fin.

 

 

 

EMILIO ADOLFO WESTPHALEN



Andando El Tiempo

 
 
Andando el tiempo
Los pies crecen y maduran
Andando el tiempo
Los hombres se miran en los espejos
Y no se ven
Andando el tiempo
Zapatos de cabritilla
Corriendo el tiempo
Zapatos de atleta
Cojeando el tiempo
Con errar de cada instante y no regresar
Alzando el dedo
Señalando
Apresurado
Es el tiempo y no tiene tiempo
No tengo tiempo
Mostrar la libreta
Todo en orden
Por aquí a la aventura silencio cerrado
Por allá a la descompuesta inmóvil móvil
Ya llega y tarda
Y se olvida
Por acá con boca falsa y palabras de otra hora
El pañuelo nuevo y pronto
Para el adiós
Adiós y no ha llegado
Ésta es la señal
El tiempo
Casi no es niño
Pero flor no es
Casi
Cuando está sobre un árbol
Se divisa el paisaje la estrella
Los zapatos
Osamentas de pescado
Y el ojo llena el horizonte
El tiempo
Aunque cojee y se hiera y se lamente
Prohibido
No te hagas tan silencio
La nube sabe de otro lugar
Son las escaleras que bajan
Porque nadie sube
Porque nadie muerde la nuca
Sino las flores
O los pies llagados
Andando y sangre de tiempo
Gotas de lluvia el torrente
La mano llega
Éste es su destino
Llegar el tiempo
Se devuelve y usted sabe más
Estaba junto al silencio
Estaba con ojos pequeños
La mano a lo desierto
El pie a lo ignorado
Indudable
Los huesos prestados podían ser míos
Si un leve signo no dijera
Y no decía
Alzada levantada
Me doy a tu más leve giro
Al amor de las pestañas
A lo no dicho
Vértigo
Te temía sin noche y sin día
Aunque no regreses
Por la marcha de mis huesos a otra noche
Por el silencio que se cae
O tu sexo

 

 

SEBASTIAN SALAZAR BONDY



Testamento ológrafo

 

Dejo mi sombra,
una afilada aguja que hiere la calle
y con tristes ojos examina los muros,
las ventanas de reja donde hubo incapaces amores,
el cielo sin cielo de mi ciudad.
Dejo mis dedos espectrales
que recorrieron teclas, vientres,
aguas, párpados de miel
y por los que descendió la escritura
como una virgen de alma deshilachada.
Dejo mi ovoide cabeza, mis patas de araña,
mi traje quemado por la ceniza de los presagios,
descolorido por el fuego del libro nocturno.
Dejo mis alas a medio batir, mi máquina
que como un pequeño caballo galopó año tras año
en busca de la fuente del orgullo
donde la muerte muere.
Dejo varias libretas agusanadas por la pereza,
unas cuantas díscolas imágenes del mundo
y entre grandes relámpagos algún llanto
que tuve como un poco de sucio polvo en los dientes.
Acepta esto, recógelo en tu falda como unas migas,
da de comer al olvido con tan frágil manjar.