domingo, 25 de enero de 2015

GARCILASO DE LA VEGA

 

Soneto VIII

 

No pierda más quien ha tanto perdido,
bástate, amor, lo que ha por mí pasado;
válgame agora jamás haber probado
a defenderme de lo que has querido.

Tu templo y sus paredes he vestido
de mis mojadas ropas y adornado,
como acontece a quien ha ya escapado
libre de la tormenta en que se vido.

Yo había jurado nunca más meterme,
a poder mío y mi consentimiento,
en otro tal peligro, como vano.

Mas del que viene no podré valerme;
y en esto no voy contra el juramento;
que ni es como los otros ni en mi mano.


 

PABLO NERUDA



Soneto VIII

 

Si no fuera porque tus ojos tienen color de luna,
de día con arcilla, con trabajo, con fuego,
y aprisionada tienes la agilidad del aire,
si no fuera porque eres una semana de ámbar,

si no fuera porque eres el momento amarillo
en que el otoño sube por las enredaderas
y eres aún el pan que la luna fragante
elabora paseando su harina por el cielo,


¡oh, bienamada, yo no te amaría!
En tu abrazo yo abrazo lo que existe,
la arena, el tiempo, el árbol de la lluvia,

y todo vive para que yo viva:
sin ir tan lejos puedo verlo todo:
veo en tu vida todo lo viviente.

 

 

RUBÉN DARÍO

 

Ama tu ritmo

 
Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo tu ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro, del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.

 

 

 

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

 

A una rosa

Rosa divina, que en gentil cultura
eres con tu fragante sutileza
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias señas!
con que con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas.

 

 

ROSARIO CASTELLANOS


 

Ser de río sin peces

 

Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.

A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.

Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado

se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.



PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA


 

Laura

Este soneto forma parte de la obra El José de las mujeres

 
¿Qué género de ardor es el que llego   
hoy a sentir, que más parece encanto,  
pues luciendo tampoco abrasa tanto  
y abrasando tan mudo, arde tan ciego?   

¿Qué género de llanto es sin sosiego   
éste, que a tanto incendio no da espanto,  
pues al fuego apagar no puede el llanto,  
ni al llanto puede consumir el fuego?   

Donde materia no hay, no se da llama.  
Mas ¡ay! que sin materia en el abismo   
una y otra aprensión es quien la inflama.   

Luego cierto será este silogismo:  
si fuego de aprensión tiene quien ama,  
amor y infierno todo es uno mismo.