martes, 2 de junio de 2015

CÉSAR SIMÓN

 

 

Los ruidos


Cuando uno se ha sumergido largos días
en las cosas, pasando los ojos por las aristas
de los muebles, por las superficies;
cuando uno ha estado largo rato detenido
en cualquier lugar de tránsito, un pasillo,
o en el cuarto de baño, de pie, frente al espejo,
contemplando vagamente el blanco
del lavabo,
sin pensar en realidad en nada,
inmerso en los rumores que van llegando:
una moto lejana,
una puerta metálica, al cerrarse,
el melancólico silbo del tren;
uno se dice: esto... Yo..., A palpas,
con un velo en los ojos, tal vez abiertos
a un mundo más lejano, como un radar orientado
a lo más decisivo: el vago gesto
de alguien que dijera: arriba,
el mar, los años, esas piedras
de los pretiles.


 

De "Erosión"

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ




La muchacha que no ha visto el mar


Rosa, la pobre Rosa, no ha visto nunca el mar.

Echa a volar su sueño en el campo vecino,
a la alondra demanda el secreto del trino
cuando lanza a los vientos su canción matinal;
sabe de dónde nace la fuente rumorosa,
distingue con su nombre a cada mariposa
y oye correr el agua y se pone a soñar...

Yo le pregunto: Rosa,
¿no has visto nunca el mar?

En infantil asombro menea dulcemente
la cabecita rubia ; sobre la blanca frente
cruza por vez primera una sombra fugaz,
y se sacian sus ojos en el breve horizonte
que a dos pasos limitan la verdura del monte,
el arroyo de plata y el tupido juncal.
Oye hablar a la selva, cuya voz escondida
guarda aun su misterio... ¡Es tan corta la vida
para saberlo todo...! Siente la inmensidad
de lo breve y humilde en el ritmo diverso
que palpita en el alma de su pobre universo,
y ante lo ignoto siente un ansia de llorar.
Del instante que pasa, la virtud milagrosa
le revela el espíritu que vive en cada cosa
y su blanca inocencia pugna por alcanzar
un recóndito enigma...
                                 Y yo pienso que Rosa
no ha visto nunca el mar...


 

 

LUIS IZQUIERDO

 

Líneas para Gabriel Ferrater

 

En el apeadero más lejano,
mientras el tren persiste en el silbido
que ya no advertirás
a pesar de que espera tu regreso,
te saludan pañuelos de muchachas
y abrazan los carriles de la noche
distantes, paralelos.
Parece inútil
la espera de los cuerpos
y la lectura que, sin ellos, fija
la mirada de ayer, des asistida
de la imaginación, los años y la suerte.
Sorda al contacto de cualquier aviso,
febril y sin recursos, vaya noche
de engaños para el cuerpo. Fue el momento
real que no existió. y fue el derroche
de tu pasión la clave del invento.

Muchachas. Y hojas
caídas en un patio, las glicinas
dormidas. Viento y luz.
Y la impresión del humo que disuelve
figuras y vagones, como el trago
que en otro sorbo acabe con su cruz.
tus versos fueron citas a la espera
de otra aventura que acabara bien,
de otro final
y otra patria imposible, a tu manera.


 
De "No hay que volver" y "Travesías del ausente"

 

 

CARMELINA SOTO


  

Esquema del amor en el tiempo


Estabas sin luceros en mi aurora de niebla
o en ansias marineras por mis playas salobres?
O en los caminos ásperos? O en arrecifes duros?
O en el tendido anhelo y el dolor de los hombres?

Porque en el día entusiasta de zumbidos remotos
ya presentí caricias de miel desprevenida.
Yo llenaría de risas infantiles la tarde
y de llanto creciendo mi confidencia ardida.

Estabas sin luceros -planeta soterrado-
amor puesto a la orilla de mi voz en el tiempo.
(Ya todos los caminos eran tan familiares
que hasta sabías la muerte de enredadera al sueño)

Transitabas confiado y yo te presentía
en las oscuras llamas de todas las pupilas.
El tacto de tu aliento apenas me llegaba
-anzuelo al pez de sangre por mis aguas tranquilas-

Dónde estarás ahora, raíz desenterrada:
detrás del metal trémulo de mi silencio frío?
te dolerá en la sangre mi oscura cabellera ?
te dolerá en los ojos este recuerdo mío?

En dónde estará ahora tu voz fija creciendo
sin que la pena viva de mi canción la cante?
Te manchará los labios mi ausencia como un vino?
Te dolerá en los huesos mi oscura voz distante?

O cruzaré tus aires como oscura paloma
con su muerte de cielo, de nube y de rocío?
Te doleré en los hombros como una enredadera
o seguirás pendiente de mi sed como un río?


 

 

CRISTINA MAYA


 

Tras tu sombra

 

Transfigurado en una luz más pura,
en ese límite soñado
que contemplamos juntos,
invencible en tu mundo y sublimado
surges en mi recuerdo como un símbolo.
¿En qué lugar, qué puerto,
qué territorio habitarás ahora?
Vivo por ti, viviendo tras tu sombra
y en el continuo miedo de perderte,
de no encontrar la ruta,
de dar mil vueltas
en la ilusión frenética del tiempo.
Tiembla la noche de mi insomnio,
¿qué país es el tuyo?
¿A dónde habrás viajado
desafiando las sombras?
Sólo sé que me adentro
sutilmente en la ausencia,
en un mundo impreciso que no tiene salida,
donde voy sumergiéndome
hondamente a tu lado.

 

 

IDEA VILARIÑO




Cuándo ya noches mías...


 

Cuándo ya noches mías
ignoradas e intactas,
sin roces.

Cuándo aromas sin mezclas
inviolados.

Cuándo yo estrella fría
y no flor en un ramo de colores.

Y cuando ya mi vida,
mi ardua vida,
en soledad
como una lenta gota
queriendo caer siempre
y siempre sostenida
cargándose, llenándose
de sí misma, temblando,
apurando su brillo
y su retorno al río.

Ya sin temblor ni luz
cayendo oscuramente.