"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 2 de enero de 2016
JUAN RAMÓN ORTIZ GALEANO
1
Dioses
dietéticos
mi
niño muere en la playa partido por un rayo
y yo tengo un Dólar de plata atravesado en las piernas
con todo el ímpetu necesario para callarme;
tijeras, cremas, fragancias,
tabaco ya no son útiles,
nada alcanza porque nada resucita,
ni el encendedor dorado que arrojé contra la biblioteca
torciendo la tapa de su fuego ahora muerto,
caído entre revistas y dioses edulcorantes
enfoco mi vista hacia la costa nuevamente:
un enjambre de ángeles rubios, inverosímiles e imbéciles
arropa el alma de mi niño con prendas de moda
llevándolo entre mieles y almíbar
curan a mi niño
arropan a mi niño
abrazan a mi niño
elevan a mi niño montando un rayo
y yo tengo un Dólar de plata atravesado en las piernas
con todo el ímpetu necesario para callarme;
tijeras, cremas, fragancias,
tabaco ya no son útiles,
nada alcanza porque nada resucita,
ni el encendedor dorado que arrojé contra la biblioteca
torciendo la tapa de su fuego ahora muerto,
caído entre revistas y dioses edulcorantes
enfoco mi vista hacia la costa nuevamente:
un enjambre de ángeles rubios, inverosímiles e imbéciles
arropa el alma de mi niño con prendas de moda
llevándolo entre mieles y almíbar
curan a mi niño
arropan a mi niño
abrazan a mi niño
elevan a mi niño montando un rayo
[El 9 de enero de 2014, por la tarde, un rayo cayó en Villa Gesell y produjo la
muerte de cuatro jóvenes: Nicolás Ellena(19), de Junín; Agustín Irustía (17),
de San Luis; Gabriel Rodríguez (20), de Henderson; Priscila Ochoa (16), de San
Luis.
Escuché la terrible noticia de manera incompleta por radio AM, en mi departamento de La Plata; percibí que un niño pudo morir en el accidente y escribí este poema en forma inmediata, guiado por un profundo sentimiento de injusticia, bronca e impotencia. Murieron cuatro niños, lo eran de sus padres. Todos lo somos.
Un rayo nos trae, un rayo nos lleva: ¿acorde o contradictoria Divinidad?]
Escuché la terrible noticia de manera incompleta por radio AM, en mi departamento de La Plata; percibí que un niño pudo morir en el accidente y escribí este poema en forma inmediata, guiado por un profundo sentimiento de injusticia, bronca e impotencia. Murieron cuatro niños, lo eran de sus padres. Todos lo somos.
Un rayo nos trae, un rayo nos lleva: ¿acorde o contradictoria Divinidad?]
Los poemas pertenecen al libro “Arrebatos
del Epígrafo”
ADALBERTO GARCÍA LÓPEZ
Medianoche
Ella
duerme.
Su
mirada está cercada de soledad,
él
entra al cuarto para tenerla cálida
y
lleva tanta luz a su cuerpo
que
termina por encandilar su sueño.
AARÓN RUEDA
Instantes
de la demencia
Primer
Instante
Han
sentido visiones que pasan
en
medio de la aurora
y
dibujan el enorme torrente de estrellas dormidas.
Ahora
la luna se despoja de sus ojos,
gotea
recuerdos de tristeza
en
este veraneo intoxicado de amapolas
cuando
el canto de jóvenes libélulas
se
atraviesa en el horizonte.
CARMEN BOULLOSA
III-
En ti el aire se hace noble...
En ti
el aire se hace noble,
costa de arena fina la piel,
la carne el mar extenso
y el amor más dulce, la más armónica marea.
costa de arena fina la piel,
la carne el mar extenso
y el amor más dulce, la más armónica marea.
De: Abierta
BALAM RODRIGO
Abrilésima
nostalgia
El
marimbar de la lluvia es abrilésima nostalgia.
Un
olor de mangos resucita los bemoles
que
la tarde hiere al percutir su música de zinc
tras
goterones y aguaceros.
De la
trópica lluvia los tenues hilillos
escurriendo
en paredones y arboladuras
cual
aves en los postes de petrificada luz y canto
que
fluyen hacia el mar
en
una lunación de sextantes muertos.
Quejosa
es su tonada, su piar de ninfas
que
habitan en oscura sal y tesituras.
Ya
canta la batracia tarde su creación madura,
su
bichosa faz que de un salto inunda todo
con
sus anclas de agua.
Lenguación
tras lenguación, los líquidos insectos
muertan
las ciudades:
Efímero
es su lluviar entre los brevísimos nosotros.
SUSANA REYES
La
loca
Ella sólo quiso
otorgarle a la vida
el estremecimiento de sus entrañas
liberar de los hombros
los cabellos marchitos
internarse en el cotidiano ardor
de las hojas en el agua.
II
Se liberó de las culpas
desnuda y feliz
regaló su risa
al naranjo de la tarde
no le interesó más
que tenderse sobre las aceras
y respirar la libertad
con sus pupilas.
III
Esa que está ahí
no es ella
esa de cara opaca
y cejas de luna
la niegan porque es sombra
en un país sin sol
o el sol de un país de sombras...
porque sólo sabe
repetir las mismas letras
porque mira a los ojos
y exhibe su cuerpo
porque cree que el cielo de invierno
es un globo hinchado de agua
en el que los niños de las manos
han prometido hincar sus uñas.
De: Postales urbanas
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