"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 9 de febrero de 2016
MIGUEL FLORIANO TRASEIRA
Díptico
dispar
A Luis Miguel
Rabanal
I.
Sin otro juramento que la propia
intuición, y en concierto tácito
con el presentimiento, acaso aquí
concurra la simbología
del joven obstinado
y el hombre imposible.
II.
El poema, vestigio vivo
del lugar que cercó el empeño.
(Inédito en libro)
RAQUEL LANSEROS
El
hombre que pasea por Manhattan
El
viento de diciembre columpia en la distancia
el
esqueleto frío de los árboles.
Central
Park susurra un villancico
enigmático igual que puntos suspensivos.
Manhattan
se maquilla en los espejos
y
viste de alegría su silueta lasciva
de mujer veinteañera,
bella
hasta la herida y caprichosa.
Mientras,
él
intenta despacio adivinar
en
qué bando milita esa mano que late
hundida en el bolsillo
al
ritmo del semáforo en la quinta avenida.
Nueva
York es un niño henchido de futuro.
Solamente
en Manhattan puedes sentir los labios
del ombligo del mundo besándote en la boca.
Después,
puede
que la ciudad
vuelva a desvanecerse igual que un espejismo.
Él
observa despacio
la
escarcha a las orillas del río Hudson.
Cada gota de hielo
contiene la grandeza de un deseo.
De
repente recuerda
un cuadro de De Kooning.
Ocurre
algunas veces:
la
realidad y el arte anudan sus extremos.
Existen
lluvias grises y océanos celestes,
palabras
y desiertos. Del mismo modo que
el
cielo y el infierno están aquí y ahora.
Tan
sólo hay que aprender a distinguirlos.
RENÉ MORALES HERNÁNDEZ
De algunas tristezas
producidas por la vida cotidiana o
de cómo la desesperación amarga al corazón moderno
de cómo la desesperación amarga al corazón moderno
El perro se despierta,
come.
Espera a la noche.
Ve a otros perros.
Bebe de vez en cuando
y no sabe si vive
Pero está seguro de que hay un par de muertos que hacen lo mismo
(El Bestiario del Perro o El libro que
justifica la santidad de todas las bestias)
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
En este mismo instante...
En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.
JORGE GUILLÉN
Y los
ojos prometen
mientras la boca aguarda.
Favorables, sonríen.
¡Cómo íntima, callada!
mientras la boca aguarda.
Favorables, sonríen.
¡Cómo íntima, callada!
Henos
aquí. Tan próximos.
¡Qué oscura es nuestra voz!
La carne expresa más.
Somos nuestra expresión.
¡Qué oscura es nuestra voz!
La carne expresa más.
Somos nuestra expresión.
De
una vez paraíso,
con mi ansiedad completo.
La piel reveladora
se tiende al embeleso.
con mi ansiedad completo.
La piel reveladora
se tiende al embeleso.
¡Todo
en un sólo ardor
se iguala! Simultáneos
apremios me conducen
por círculos de rapto.
se iguala! Simultáneos
apremios me conducen
por círculos de rapto.
Pero
más, más ternura
trae la caricia. Lentas,
las manos se demoran,
vuelven, también contemplan.
trae la caricia. Lentas,
las manos se demoran,
vuelven, también contemplan.
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