lunes, 2 de mayo de 2016


LUIS CERNUDA




Los espinos



Verdor nuevo los espinos
tienen ya por la colina,
toda de púrpura y nieve
en el aire estremecida.

Cuántos cielos florecidos
les has visto; aunque a la cita
ellos serán siempre fieles,
tú no lo serás un día.

Antes que la sombra caiga,
aprende cómo es la dicha
ante los espinos blancos
y rojos en flor. Vé. Mira.



UMBERTO SENEGAL




Apagaremos…



las luces de la ciudad,
para cabalgar dormidos sobre los potros
de la melancolía.
“Mas yo, como si fuera sordo, no oigo.
Y soy como mudo que no abre la boca.
Soy, pues, como un hombre que no oye”.




ESTHER M. ALLISON




Tea



No Te acerques a mí, porque Te quemo.
Soy flor de hoguera transformada en vida,
y si me tocas sentirás mi herida,
este amor vivo de abrasar supremo.

Abrir llaga en Tu mano es lo que temo,
que estoy en el amor enardecida,
y en dulce y lento arder se va mi vida,
con la esperanza de Tu incendio extremo.

Dulce y lento morir en cada instante
en pequeña centella fulgurante,
pequeña flor perfecta y encendida…

Prende en Tu amor mi puro amor de hoguera,
y si en Tu beso me consumo entera,
¡muera en Tu fuego el fuego de mi vida!



ANDRES FLORIT




Happy End



No se trata de ser nostálgico
sino de entregarse a la muerte
acumulada en esas viejas películas
es como morder flores secas
ver que la memoria es un vinilo tan frágil
porque dicen que recordar
es inventar eso que desapareció
y si es un invento, entonces
no cabe la palabra nostalgia
es que los ojos cambian de color con los años
aunque el corazón siga intacto
y uno siga afirmando cosas
como si necesitara ese bastón
la muerte acumulada en esas viejas imágenes
se proyecta en salas que pronto van a demoler
entonces no se trata de ser nostálgico
ni de seguir repitiendo versos
sino de cerrar los ojos para ver a los fantasmas
que aguardan ser inventados
por la muerte acumulada en nosotros
esa ya cansada de su ceguera
ansiosa de ser canción.  



ANA EMILIA LAHITTE



  
Amantes clandestinos



Uno
va internándose
en la fatiga horizontal que llega
a seducir los huesos
y el silencio
como si fuesen huéspedes fugaces
o amantes clandestinos.
Y un día
nos sorprende descubrirnos
dueños de una morada
abierta a la intemperie de toda soledad.
Vamos tendiéndonos
junto a nuestra sombra
arropándonos con ella.
Hay un cambio de piel
que nos desnuda.
Y la fatiga invade.
Murmura otros idiomas
que no son extranjeros pero emplean
sin voz
otras palabras.
Para no herirnos.
Para no decirnos que hemos comenzado
a habitar el adiós.



MARINA CENTENO



  

Un poema de amor



Yo duermo en el sur
donde el árbol crece desprovisto
y el sol rompe la piel con su amarillo

Tú navegas el mar de los destinos
paladeas la sal de los rincones
desordenando todos mis silencios

Vacíame la noche
en el labriego ducto de mi libido
Abre las llagas
con espada de luz y de infinito

Tu cincel me desarma
y me vuelvo cabriola en el martillo
porque llegas variable a los relojes
en las ojeras que surgen de improviso
por el insomnio húmedo

Sujeta voy hacia el peligro
por la curva cerrada de tu exilio

Menstrúan lunas
se prepara el camino

un sigilo de mar se revuelca en el río