"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 10 de agosto de 2016
PUREZA CANELO
Temblor
Son Todas Las Horas
Temblor
son todas las horas
de un día
en labios tibios de la inteligencia
precisamente torneada de su sangre
o esta plenitud caballo en marcha.
de un día
en labios tibios de la inteligencia
precisamente torneada de su sangre
o esta plenitud caballo en marcha.
De: “Pasión inédita”
JUAN ANTONIO MASOLIVER
Llegamos
a la casa del amor
y de sus treinta puertas
Y llamamos y no abren
y llamamos
y oímos al Amor
que no nos oye.
y de sus treinta puertas
Y llamamos y no abren
y llamamos
y oímos al Amor
que no nos oye.
De: "Poemas dispersos"
RAFAEL MORALES
La agonía del toro
Una mano de niebla temerosa
llega a tu corazón doliente y fría,
y aprieta lentamente, como haría
el aire más sereno con la rosa.
Su dulce sombra, mansa y silenciosa,
sube a tus ojos su melancolía,
apagando tu dura valentía
en la pálida arena rumorosa.
La dura pesadumbre de la espada
no permite siquiera tu mugido:
poderosa y tenaz está clavada.
Tú ves cerca de ti a quien te ha herido
y tiendes tu mirada sosegada
sin comprender, ¡oh toro!, cómo ha sido.
Una mano de niebla temerosa
llega a tu corazón doliente y fría,
y aprieta lentamente, como haría
el aire más sereno con la rosa.
Su dulce sombra, mansa y silenciosa,
sube a tus ojos su melancolía,
apagando tu dura valentía
en la pálida arena rumorosa.
La dura pesadumbre de la espada
no permite siquiera tu mugido:
poderosa y tenaz está clavada.
Tú ves cerca de ti a quien te ha herido
y tiendes tu mirada sosegada
sin comprender, ¡oh toro!, cómo ha sido.
LUISA CASTRO
Antes de ser árbol fui cazador,
cacé ciervos,
cacé orugas,
cacé negros caballos de río,
cacé pájaros distintos en el ala de la noche,
cacé nobles dentaduras de conejo,
cacé un asno antiguo en el ojo de la higuera,
cacé vacas gordas con el cuerno habitado de pistilos.
cacé larvas para ti de pequeñita muerte,
cacé libélulas con el cuello dibujado
y rostros de sirena en el culo del invierno
cacé.
Antes de ser puente fui incendiaria
y en cada cabello abrí una brecha
como un barco.
Sabía el fuego,
conocía las artes. Parte de mis dedos
se ardieron y así vistes: piel bajo
la piel, en el útero
cenizas
y así nazco.
Ahora soy domador. Vivo en el circo
y luego lo peor
cuando la fatiga y la tarde
y una plantación de eunucos que regar
en el corazón imberbe de la tierra.
cacé ciervos,
cacé orugas,
cacé negros caballos de río,
cacé pájaros distintos en el ala de la noche,
cacé nobles dentaduras de conejo,
cacé un asno antiguo en el ojo de la higuera,
cacé vacas gordas con el cuerno habitado de pistilos.
cacé larvas para ti de pequeñita muerte,
cacé libélulas con el cuello dibujado
y rostros de sirena en el culo del invierno
cacé.
Antes de ser puente fui incendiaria
y en cada cabello abrí una brecha
como un barco.
Sabía el fuego,
conocía las artes. Parte de mis dedos
se ardieron y así vistes: piel bajo
la piel, en el útero
cenizas
y así nazco.
Ahora soy domador. Vivo en el circo
y luego lo peor
cuando la fatiga y la tarde
y una plantación de eunucos que regar
en el corazón imberbe de la tierra.
De: "Los versos del Eunuco"
YOLANDA BEDREGAL
JOSE LUIS CANO
Esa
alondra de niebla que sostienes
sobre el hálito malva de tu cima,
esa guirnalda matinal que arrima
un levante purísimo a tus sienes.
Pálida el alma y desmayada tienes,
mas tu sangre de roca no la anima
a saltarse las trombas de tu clima
durísimo de vientos y vaivenes.
¿Qué sueño la persigue y la desmaya,
qué rumor triste a su llamada sueñas
por el mundo pelado de tu playa?
Mirando estoy tus sombras y cadenas,
oh roca sin amor, y en mi atalaya
tocando estoy tus alas y tus penas.
sobre el hálito malva de tu cima,
esa guirnalda matinal que arrima
un levante purísimo a tus sienes.
Pálida el alma y desmayada tienes,
mas tu sangre de roca no la anima
a saltarse las trombas de tu clima
durísimo de vientos y vaivenes.
¿Qué sueño la persigue y la desmaya,
qué rumor triste a su llamada sueñas
por el mundo pelado de tu playa?
Mirando estoy tus sombras y cadenas,
oh roca sin amor, y en mi atalaya
tocando estoy tus alas y tus penas.
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