"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 25 de septiembre de 2016
CARLOS APREA
la
poda
entrado
el invierno,
fría la tierra, la corteza fría,
las ramas implorando hacia el cielo plomizo,
el viejo calza sus guantes y prepara
la pinza de podar,
fría la tierra, la corteza fría,
las ramas implorando hacia el cielo plomizo,
el viejo calza sus guantes y prepara
la pinza de podar,
observa
en el ciruelo sus extendidas ramas,
recorre el cuerpo que ha dado el tiempo
a la copa desnuda,
sus antiguos nudos, sus bifurcaciones,
adivina una geometría que subyace
oculta a nuestra vista
y comienza, corte a corte,
a volverla visible,
recorre el cuerpo que ha dado el tiempo
a la copa desnuda,
sus antiguos nudos, sus bifurcaciones,
adivina una geometría que subyace
oculta a nuestra vista
y comienza, corte a corte,
a volverla visible,
de
cada uno de estos cortes
dice,
depende la próxima cosecha.
dice,
depende la próxima cosecha.
De: “abrigo”
ANTONIO GARCÍA TEIJEIRO
Hay
una cometa
Hay
una cometa
que flota en el cielo,
muy lejos del suelo
ligera y coqueta.
Hay una cometa
que imita a una nube:
ya baja, ya sube,
jamás se está quieta.
Hay una cometa
de vivos reflejos:
parecen espejos
buscando una meta.
Hay una cometa,
serpiente de espuma,
que deja a la bruma
de sueños repleta.
que flota en el cielo,
muy lejos del suelo
ligera y coqueta.
Hay una cometa
que imita a una nube:
ya baja, ya sube,
jamás se está quieta.
Hay una cometa
de vivos reflejos:
parecen espejos
buscando una meta.
Hay una cometa,
serpiente de espuma,
que deja a la bruma
de sueños repleta.
MARINA KOHON
Leyenda
irlandesa
Quizás
me
pierda como Condla
si me
ofreces
la
manzana de Avallon,
me
suba a tu barca de cristal
cruce
estrellas, galaxias, infinitos.
Quizás
me
rehúse luego
a
probar otro alimento
está
bien sabido que estos frutos de ambrosía
curan
heridas, penas, cicatrices.
Quizás
no
haya conjuro posible
al
que el druida Corán
pueda
acudir para apartarme de tu lado
y se
desmayen las horas, los minutos, los instantes.
Quizás
te
vuelvas omnipresente espejismo
de
mis miradas
y ya
no pueda ser la misma.
Ten
cuidado, nadie ha vuelto de la Isla de los Manzanos.
De: “Banshee”
SANDRA CORNEJO
Humanae naturae
¿Se
acomoda la vida a la vida?
¿El amputado miembro recuerda su tacto?
¿Huele la granada cuando ya no se está?
¿El amputado miembro recuerda su tacto?
¿Huele la granada cuando ya no se está?
Luego
de la emboscada
la sangre
se escarcha en un tiempo perenne
de alacranes.
la sangre
se escarcha en un tiempo perenne
de alacranes.
Desquiciado
universo,
confiar y caer, caer y confiar otra vez.
confiar y caer, caer y confiar otra vez.
En el
tumulto de los ensombrecidos
donde escuece el humo:
donde escuece el humo:
he
ahí una mujer.
Piedra y espino
en mirada insondable de rubí.
Piedra y espino
en mirada insondable de rubí.
Orfebrería
quisiera, aliento
para iniciar la letanía:
para iniciar la letanía:
"hubo
una leyenda edénica
un origen
una escritura
una mujer surgida del sueño".
una leyenda edénica
un origen
una escritura
una mujer surgida del sueño".
Cuesta
el solo camino, cuesta,
nube amazona convertida
en piedra herida.
nube amazona convertida
en piedra herida.
Pasajera
nube.
Pasajera piedra.
Pasajera piedra.
De: “Partes del mundo”
ÁLVARO GARCÍA
Muerte habitada
Tan
raro este derecho
a habitar en la muerte del amigo,
si lo definitivo de la muerte
es lo que queda cuando ya se ha ido.
Un orden superior es la alegría.
Cómo desplaza el llanto al pensamiento
y qué secreto nos confía la lágrima:
con sólo verla estás en el secreto.
Todo lo que alguien logra permanece.
Puede que nos parezca innecesaria
la luz extensa de este amanecer.
En la bondad no se producen bajas.
Ausente es el que llora, no el ausente.
Ausente somos todos
cuando sospecho que morir consiste
en repartir tu espíritu entre otros.
O hacemos el esfuerzo
mientras alguien nos deja en pleno azul.
a habitar en la muerte del amigo,
si lo definitivo de la muerte
es lo que queda cuando ya se ha ido.
Un orden superior es la alegría.
Cómo desplaza el llanto al pensamiento
y qué secreto nos confía la lágrima:
con sólo verla estás en el secreto.
Todo lo que alguien logra permanece.
Puede que nos parezca innecesaria
la luz extensa de este amanecer.
En la bondad no se producen bajas.
Ausente es el que llora, no el ausente.
Ausente somos todos
cuando sospecho que morir consiste
en repartir tu espíritu entre otros.
O hacemos el esfuerzo
mientras alguien nos deja en pleno azul.
De "Para lo que no existe"
ALFONSO CANALES
Casa
de piel
Igual que en esas series
de cajas chinas, donde va el espacio
acotándose más y más, ciñéndose
a una cuadrada almendra de vacío
en la que todo es íntimo y sensible
a la añorada percepción, el cielo
y el suelo, la ciudad, el edificio,
la planta, el cuarto, el lecho, son tabiques,
progresivos contornos de una carne,
última estancia del saber.
No estamos
juntos, sino trabados, como maclas
de pirita (sistema irregular)
que sueñan con que vientres
y labios se acomoden,
hasta formar el más perfecto sitio
de una desesperada situación.
¿Nunca logran
los amantes, los diestros
en el más hondo menester, su dicha
completa? Siglos llevan pretendiéndola,
y ahora estoy seguro
de que podré, comendador de mármol,
traspasar tu pared, ya trabajada
por dientes y por uñas.
El aguardo
se torna situación: axila, muslo,
senos, vientre, confluyen
en la encantada grieta donde el tiempo se hace
eternidad. Y sigo
ahondando en ti, buscando en ti la cifra
de todo. Y me arrodillo,
y me alzo. Gesticulo
como un torpe feliz que encuentra oro
y lo admira lucir de gloria, y quiere
regarlo con su sangre,
para que luzca más prohibido.
¿Es ésta
la habitación del hombre? En ella gasto
mis años de verdor. El ostensible
vacío luz se hace. Nace el mundo
de nuevo. Ya probado
el fruto está: seremos como dioses.
Igual que en esas series
de cajas chinas, donde va el espacio
acotándose más y más, ciñéndose
a una cuadrada almendra de vacío
en la que todo es íntimo y sensible
a la añorada percepción, el cielo
y el suelo, la ciudad, el edificio,
la planta, el cuarto, el lecho, son tabiques,
progresivos contornos de una carne,
última estancia del saber.
No estamos
juntos, sino trabados, como maclas
de pirita (sistema irregular)
que sueñan con que vientres
y labios se acomoden,
hasta formar el más perfecto sitio
de una desesperada situación.
¿Nunca logran
los amantes, los diestros
en el más hondo menester, su dicha
completa? Siglos llevan pretendiéndola,
y ahora estoy seguro
de que podré, comendador de mármol,
traspasar tu pared, ya trabajada
por dientes y por uñas.
El aguardo
se torna situación: axila, muslo,
senos, vientre, confluyen
en la encantada grieta donde el tiempo se hace
eternidad. Y sigo
ahondando en ti, buscando en ti la cifra
de todo. Y me arrodillo,
y me alzo. Gesticulo
como un torpe feliz que encuentra oro
y lo admira lucir de gloria, y quiere
regarlo con su sangre,
para que luzca más prohibido.
¿Es ésta
la habitación del hombre? En ella gasto
mis años de verdor. El ostensible
vacío luz se hace. Nace el mundo
de nuevo. Ya probado
el fruto está: seremos como dioses.
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