miércoles, 28 de septiembre de 2016


CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE




Los que sufren



Las plantas sufren como nosotros sufrimos.
¿Por qué no habrían de sufrir
si esta es la llave de la unidad del mundo?

La flor sufre, tocada
por la mano inconsciente.
Hay una ahogada queja
en su docilidad.

La piedra es sufrimiento
paralítico, eterno.

Nosotros -animales- no tenemos
ni siquiera el privilegio de sufrir.


LUIS DE CAMÖENS




Donde las armas tuve más a mano...

                                "Tomou-me vossa vista..."



Donde las armas tuve más a mano
cautivo me tomó vuestra mirada:
que de buscar defensa a la emboscada
de vuestros ojos, el empeño es vano.

Para triunfo más pleno y soberano,
ver esperásteis mi razón armada;
inútil fue, pues cosa es demostrada:
contra el del Cielo no hay poder humano.

Pero, magüer os haya garantido
vuestro destino excelso esta victoria,
reparad que bien poco os ha servido:

Si en verdad Vos me hallasteis preparado,
Vos en vencerme a mí no lleváis gloria:
la llevo yo por ser de Vos vencido.


Versión de Carlos López Narváez



MARÍA SANZ



  
La memoria



Si quieres olvidar, si no te basta
con ahuyentar heridas y desprecios,
acuérdate del día en que un poema
te liberó del mundo y sus engaños.



VICTORIA LOVELL




Agonía



No es el ojo ni su mirada
es cuerpo que cruje se
ausculta se resquebraja
-la muerte no es grave- dice mi padre
nos reímos.


RAUL ORLANDO ARTOLA

  



Recuento



Una sola voz que me acompaña,
el rojo que abdica de su fuego,
las ciudades tapadas por un manto,
los vientres descubiertos,
una mano para usar los cinco dedos,
aquí la batalla no librada,
debajo del sombrero una cabeza sin nombre,
en el campo un cementerio de piedras,
sobre las nubes mi pájaro que vuela
y no lo sabe.



MARÍA ZAMBRANO



  
La pensadora del aura



     Nacer sin pasado, sin nada previo a que referirse, y poder entonces verlo todo, sentirlo, como deben sentir la aurora las hojas que reciben el rocío; abrir los ojos a la luz sonriendo; bendecir la mañana, el alma, la vida recibida, la vida ¡qué hermosura! No siendo nada o apenas nada por qué no sonreír al universo, al día que avanza, aceptar el tiempo como un regalo espléndido, un regalo de un Dios que nos sabe, que nuestro secreto, nuestra inanidad y no le importa, que no nos guarda rencor por no ser...

     ...Y como estoy libre de ese ser, que creía tener, viviré simplemente, soltaré esa imagen que tenía de mí misma, puesto que a nada corresponde y todas, cualquier obligación, de las que vienen de ser yo, o del querer serlo.



De: "Adsum", En Delirio y Destino