miércoles, 19 de abril de 2017

ALFONSO CORTES




La piedra viva



La piedra despertó (y era una piedra
como las otras que hay en la montaña,
con piel de musgo y venas de yedra).

Y abrió los ojos. (Era la hora extraña
en que se enciende el sol, como la hoguera
que calienta al pastor en la cabaña).

Y luego dos pasos. (La ladera
era sonora y bárbara, y los vientos
peinaban su sombría cabellera).

Y en interiores estremecimientos
se inquietaba la Piedra, hasta que el ansia
le abrió la boca, y dijo pensamientos:

—¿En dónde estás, en dónde estás, distancia
sin relación y tiempo sin medida,
y lo que Dios es, la única fragancia?

¡Oh!, quítame esta túnica: vestida
así, mi ser es cosa, solo cosa,
pues la forma es la cárcel de mi vida.


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