miércoles, 19 de abril de 2017

SALVADOR DIAZ MIRON




Gris de perla



Siempre aguijo el ingenio en la lírica y él en vano
    al misterio se asoma
a buscar a la flor del Deseo vaso digno del puro Ideal.
¡Quién hiciera una trova tan dulce que al espíritu fuese
    un aroma,
un ungüento de suaves caricias con suspiros de luz
    musical!

Por desdén a la pista plebeya la Ilusión empinada en
    su loma
quiere asir, ante límpidas nubes, virtud alta en sutil
    material;
pero el Alma en el barro se yergue y el magnífico afán
    se desploma,
y revuelca sus nobles armiños en el negro y batido
    fangal.

La palabra en el metro resulta baja y fútil pirueta en
    maroma,
y un funámbulo erecto pontífice lleva manto de pompa
    caudal,
y si el Gusto en sus ricas finezas pide nuevo poder al
    idioma

¡aseméjase al ángel rebelde que concita en el reino del
    mal!
¡Quién hiciera una trova tan dulce que al espíritu fuese
    un aroma,
un ungüento de suaves caricias con suspiros de luz
    musical!



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