miércoles, 17 de mayo de 2017

SERGIO BADILLA




Santini



La penumbra fue un delator imprevisto
en la suposición del destino en ese restaurant de Bromma
con ese regla que se infiltra entre las sombras
demasía de hielo perpetuo en tu mutismo
ante la dermis que suplica y se deniega.
Cuando el cosmos se agotaba progresivamente en el reflejo
y el resuello de la tarde se frustraba en tu reposo
y así satirizaste la quietud del todavía
tal si invadiésemos en refugio mórbido del adiós
con la visita de la muerte en ese restaurant de Bromma.





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