miércoles, 14 de junio de 2017

MARCELO DANIEL FERRER







Ese día,
La palidez del mundo lo embriagaba todo.
Un cristal separaba opacidad de algarabía.
Dentro, tú, humedecida de mí, sonreías;
Fuera, la lluvia humedecía la monotonía.
Fino cristal de pétreo esplendor
Sutil encanto nos devolvías.
Dentro, mi dedo contorneando tus pechos;
Fuera, contorneaba el viento para las hojas un lecho.
Ciudad difusa... detenida.
Cristal opaco donde la lluvia dormía.
Encanto que aviva en nosotros
Infinito placer de rozarnos con la piel ese día.


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