miércoles, 7 de junio de 2017

VÍCTOR SANDOVAL




Poemas de la habana



Aspirar el agrio y viejo aroma de estas calles.
Tocar su piel de cocodrilo,
sus canteras rugosas.
Sentir cómo el verano
con su radiante dentadura
llega desde el mar
con el fragor a cuestas de los barcos.
De las profundidades de La Habana
nace un estertor de alondra antigua.

*

Una calle muy larga
es una historia vieja que hay que contar a todos.
Basureros de azaleas,
humedad y silencio en los patios en ruinas,
pasos perdidos que van al malecón.
En la noche anterior
una serpiente de agua durmió a la descubierta.
—No te me pongas triste
que este rostro en cenizas no es la Revolución.
La Revolución es ahora un tigre organizado.

Una calle muy larga y una canción de olvido.
Mármol domesticado, esclerosis y piedras.
Lo que fue y ya no es, lo que ya no será.

*

Ternera moribunda,
vieja y nueva ciudad ya sin prostíbulos,
perdida para siempre.
Amapola, lindísima amapola de mis sueños.
Antes que en tu matriz sembraran sal los estudiantes,
antes que el fuego clandestino quemara tus entrañas,
antes, fosforecía en la noche
la serpiente infinita de las playas,
la libre competencia del casino y el bar,
tu rostro centellante en la bahía.

Nuestro último cantar
fueron aquellas doce uvas amargas
que se quedaron tiritando sobre el plato.

*

En viñales la orquestación del aire
aumenta su crescendo por las cañas.
Un tamboril de sol brinca en los ojos.
El valle es una cóncava armonía.
De entre la verde intensidad
avanza a ciegas el verano,
avanzan nubes poderosas bajo la luz.
Esta zafra tiene una guirnalda de torsos inclinados.
Y, sin embargo, aquí no hay nada idílico;
ni el rostro de la amada
que alarga sus pestañas en una siesta de violines.
Aquí no hay nada idílico.
Sólo el sudor a cuestas con sus largas jornadas,
sus arrobas de arroz,
el cafetal de niebla espesa y aromada.
La Isla entera es
cuerno lunar de toro,
afilado machete.


De: “Para empezar el día”



No hay comentarios:

Publicar un comentario