martes, 4 de julio de 2017

ELEONORA FINKELSTEIN




Tiempo real

Todo lo que sucede
sucede entre nosotros.
Daniel Calabrese



Sí, es buena idea.
Podemos caminar un poco más.
Al azar o mejor hasta llegar a esos álamos
por la costanera.
¿Notaste que siempre,
siempre hay un río a mano
y un lugar donde sentarse
en las ciudades a las que volvemos?
Sí, es verdad, también está el mar.
Pero el mar es otra cosa. Es el espacio.
Algo que nos permite respirar.
Y ya que hablamos de ríos
pienso que…
no se trata de valorar el tiempo
como si fuera oro o belleza.
Como si fuera líquido
y se escurriera entre los dedos,
como se suele decir.
Este tiempo nuestro es cierto
y cae despacio, ves, como de una gotera.
Paso a paso, como ahora.
Es cosa de ver qué lejos están todavía
aquellos árboles. Por eso
hablemos de nosotros,
pongámonos cómodos, de acuerdo.
Sé que hay tanto trabajo pendiente:
limpiar la casa, comprar vino y comida.
Ordenar los cuadernos, conectarnos.
Seguir buscando y encontrando
—si es que hay y si tenemos suerte—.
Ordenar los archivos, también, sí.
Aprovechar para pagar la luz.
Y sacar los libros de las cajas
(que si hacemos memoria,
llevan ahí como mil años).
Nadie lo hará por nosotros, ya lo sé.
Pero nos apuremos o no, todo
seguirá igual cuando lleguemos.
Todo calzará perfectamente
con el correr de la anticipación.



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