jueves, 6 de julio de 2017

ENRIQUE CASARAVILLA LEMOS




Carta matutina



Despertando
—la vena vaciada hundida en la tristeza—,
apunté:

Reina, flor ninguna la
nada. Ningún asunto que llegue a importar se
ve, porque ninguno hay.

Ni brillo del sol; la negrura de
la noche; la serpiente— una nueva hoja, el
mundo:
apariencias.
¿Es algo realidad...
o ser?

Nada
es.


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