domingo, 2 de julio de 2017

MARCELO DANIEL FERRER




Ella



Siempre me sorprende cuando la veo
Entre la gente y de la nada se aparece.
Y del modo sublime en que la luz pinta colores
En lo tenue de un amanecer en calma;
O la agonía de una tarde imprime
En el celeste cielo diminutos agujeros.
Ella, con sólo una pizca de ella,
Da presencia a mis vacíos de ausencia
Y enciende luceros que guían mi alma
Hasta su alma bella.

Habrá miles que se le asemejan
Me digo sorprendido cuando la miro ahí,
Entre toda esa gente que me resulta indiferente.
Pero si ella un día por razones que Dios no quiera
No apareciera,
Los amaneceres perderían sus colores
Si ya no pudiera amanecer con ella,
Y las tardes
Las tardes dejarían que las noches
Se sorprendieran sin estrellas.




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