miércoles, 15 de febrero de 2017


JOSÉ LUPIÁÑEZ




Uleke



Todos sufren por ver tu corazón,
se acercan a tu casa con las paredes blancas,
se mecen en la música de aquel viejo país
en donde naces. Y tu alcoba se inunda
de amistosa cadencia…
Oh lentas, suaves notas del armonio,
llenáis mi ser de bosques, de caminos
brillantes; vuestra danza desnuda
esa grávida estancia
donde juntos libamos un cálido
aguardiente. Uleke vendrá pronto
del mar, su cabellera es rubia
como la miel, como el temprano estío
de sus ojos.


JUAN ANTONIO MASOLIVER



  
La olla de Altea



Un castillo marino y en el cielo
un oasis de luz.
El mar es un espejo en la bahía
blanca como los senos de una diosa.
Se oye el murmullo de las barcas,
la tenue melodía de las olas.
y la mirada vive un paraíso.


De: "Poesía reciente"


JOSE LUIS CANO



  
A mi hija Teresa



Aún no sabes hablar, mas ya tu vida
para mi alma canta un hondo son:
Diariamente se empapa el corazón
de tu palabra torpe, tan querida.


Se llena el alma de tu beso, erguida
para alzarte y tenerte. Una pasión
diariamente la enciende, una canción
que nace de la vena más herida.

Y un dulce frenesí. Tu carne siento
trémula arder, rosada, tierna, pura,
mientras la mía sueña enajenada.

Oh tierra, oh desamparo, oh ciego viento
que va perdido por la noche oscura
y encuentra al fin la luz, la paz, la nada.


JOSÉ ÁNGEL VALENTE




Análisis del vientre



Aquel vientre era para ser observado con lupa,
pues bajo el cristal cada pequeño pliegue,
cada rugosidad se hacía
multiplicado labio.

El amor, demasiado brutal,
jamás repararía,
el petulante de la viril pasión
que el aire agota de un solo trago inútil
jamás repararía.

Mas nosotros, mi amiga, analicemos
con la frialdad habitual a la que sólo
el poema se presta
la difícil pasión de lo menos visible.


JENARO TALENS




Amanecer en El Escorial
                                                    A Chús Visor



Vuelve a tu nada,
dijo el sol a la noche
quebrando el alba.


De: "De una obra en marcha"



FRANCISCO CERVANTES




Farol de la calle




(En la voz de Amalia)
No me enciendo ni me apago,
Que estando en penumbra sigo
Más que con otros, conmigo,
Sin grande gloria ni amago.

Esta absurda consistencia
No duro me hace ni blando.
E inmóvil voy, que volando
No se ahueca mi existencia.

A ti, minuto pasado,
Puedo confiarte el secreto
Que guardo tras de mi peto,
A todas vistas, velado.

No es nada nada mi nado,
En este cruel desatino.
Y aunque así se cante en fado,
No se traduce a destino.