martes, 21 de marzo de 2017


ANTONIO MACHADO




Un loco



      Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra. 

      Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura
va el loco, hablando a gritos. 

      Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares,
coronando los agrios serrijones. 

      El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
Es horrible y grotesta su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado. 

      Huye de la ciudad... Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes. 

      Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
—rojo de herrumbre y pardo de ceniza—
hay un sueño de lirio en lontananza.

      Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
—¡carne triste y espíritu villano!—.
 No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.



ELSA LÓPEZ





El cielo no es azul y yo alargo los dedos,
rompo el doble cristal que me aprisiona
y vuelo hacia tu pozo
hacia el lugar umbrío donde me desconocen.
(La ventana es muy alta, el río está muy lejos,
y hay un montón de lirios flotando en las orillas).
Luego alcanzo tu nombre y te llamo.
Te llamo por tu nombre y la costumbre de tu nombre.
Me despojo del manto
y me entrego desnuda al festín de los perros.


1995


De: "Tránsito”


JESÚS MUNÁRRIZ

  


Qué va a quedar de estos días...



¿Qué va a quedar de estos días
borrachos de tu presencia
cuando tú seas ausencia
y yo mi melancolía?
¿Qué va a quedar de estos días?

¿Qué apetencia tuya y mía
arrastrará el viento loco
cuando le sepan a poco
tu soledad y la mía?
¿Qué apetencia tuya y mía?

La huella de tu aliento
será mi aliento,
la huella de tus labios
serán mis labios,
la huella de tu cuerpo
será mi cuerpo,
la huella de tus manos
serán mis manos.

¿Qué va a quedarle a la noche
rondándole por lo oscuro
cuando sea sólo un puro
e interminable derroche?
¿Qué va a quedarle a la noche?

¿Qué rincón de qué jardín
va a acordarse de nosotros
al ver felices a otros
donde nos vio a ti y a mí?

La huella de tu aliento
será mi aliento,
la huella de tus labios
serán mis labios,
la huella de tu cuerpo
será mi cuerpo,
la huella de tus manos
serán mis manos.


De: "Viajes y estancias"



JOSÉ ÁNGEL VALENTE




Hoy andaba debajo de mí mismo...



Hoy andaba debajo de mí mismo
sin saber lo que hacía.

Hoy andaba debajo de la pena
con risa inexplicable.

Hoy andaba debajo de la risa
con todo el llanto a cuestas.

Hoy andaba debajo de las aguas
sin que fuese milagro comparable.

Hoy andaba debajo de la muerte
y no reconocía sus cimientos.

Andaba a la deriva por debajo del cuerpo
confundiendo los dedos con los ojos.

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin poder contenerme.


De: "Breve son"


LEON FELIPE




Como tú...



Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...


YANNIS RITSOS




Memoria



Un olor tibio permanece en las axilas de su abrigo.
El abrigo, sobre el perchero del corredor, es como una cortina
descorrida.
Lo que haya sucedido ahora fue en otro tiempo. La luz
cambió las caras,
todas desconocidas. Y si alguien intentara entrar a la casa,
ese abrigo deshabitado levantaría sus brazos lenta,
amargamente,
para cerrar de nuevo la puerta, en silencio.