domingo, 7 de mayo de 2017


JORGE CARRERA ANDRADE




Dictado por el agua



¡De murallas que viste el agua pura
y de cúpula de aves coronado
mundo de alas, prisión de transparencia
donde vivo encerrado!
Quiere entrar la verdura
por la ventana a pasos de paciencia,
y anuncias tu presencia
con tu cesta de frutas, lejanía.
Mas cumplo cada día,
Capitán del color, antiguo amigo
de la tierra, mi límpido castigo.
Soy a la vez cautivo y carcelero
de esta celda de cal que anda conmigo
de la que, oh muerte, guardas el llavero



LUCIAN BLAGA

  


Eva



Cuando la serpiente tendió a Eva la manzana,
le habló con una voz que tintineaba
entre las hojas como una campanilla de plata.
Pero sucedió que después una voz más baja aún
le dijo algo al oído
muy bajo, muy bajo,
algo que no está en las Santas Escrituras.

Ni Dios mismo pudo oírlo
aunque escuchara.
Y Eva no quiso decirlo a nadie,
ni a Adán.

Desde entonces la mujer esconde bajo los párpados
un misterio,
y mueve sus pestañas como si dijera
que sabe algo
que nosotros no sabremos jamás,
lo que nadie sabe,
ni Dios mismo.


GUADALUPE AMOR




Me acerqué…



Me acerqué hasta tu puerta
temerosa intenté tocar la aldaba
Fue una tarde desierta
En el muro dejaba
esplendores la flor de la guayaba


EUGENIO MONTALE




En una carta no escrita



¿Por un hormigueo de albas, por pocos
hilos en que se enrede
el lazo de la vida y se engarce
en horas y años, hoy los delfines en parejas
cabriolan con sus hijos? Oh, que yo nunca escuché
nada de ti, que huya del esplendor
de tus pestañas. Otras cosas hay en la tierra.

No puedo huir ni asomarme de nuevo;
se demora la fragua bermeja
de la noche, la tarde se prolonga,
la plegaria es suplicio y aún no llega
hasta ti, entre las rocas las que emergen,
la botella desde el mar. La ola, vacía,
se estrella contra el cabo, en Finisterre.


De: La Tormenta y lo demás



LUIS ROSALES



  
La luz interrumpida

Homenaje a Juan Ramón



Nunca pero contigo, aunque la vida sea
la luz de ese mañana que nunca viviremos,
un tren que no esperabas y ha llegado, una hora
que empieza siendo alondra y acaba siendo espejo.

Cuántas veces he visto un columpio en tus ojos
mirando y sin mirar un ayer venidero,
viviendo y sin vivir algo que nunca llega
y a fuerza de esperarlo se va haciendo más nuestro.

Miradas con recuerdos por hacer que aún se doran
¿en qué sol amarillo o en qué tarde de invierno?
soles que ya estuvieron ardiendo en otra boca
y luego al enfriarse se convierten en besos.

Manos que poco a poco se han ido haciendo sombras
y alucinadamente te acarician durmiendo,
cenizas ¿de qué luto?, despertar ¿en qué vida?,
y esta mínima y lenta procesión de los huesos,

y este temblor de azúcar bajo la lengua cuando
te toco y no sé cómo despiertas y te veo
y tu cuerpo es un río que pasa ante mis ojos
y el amor vuelve a darnos su desmemoriamiento,

y esto quizás no vuelva a suceder, quizás
no vuelva a despertarme con los ojos abiertos,
ni sepa en qué momento de luz interrumpida
la nieve vendrá a verme cuando estemos naciendo

juntos y para siempre, ¿en qué mañana? ¿cuándo
seré sólo una lluvia de ceniza en tu cuerpo
y aún querré estar contigo y vivir una vida,
de después o de nunca, para seguir cayendo?

14 de agosto de 1976


De: Diario de una resurrección


MIGUEL ÁNGEL FLORES




Verano de 1982
(Claudel visita Praga)



Es sólo una calle silenciosa
Y estrecha como cualquier otra,
Con empedrado y una breve iglesia
En el corazón de Stare Mesto.
Se quedaron sin lengua las campanas
Y no se dispersan por la ciudad
las sílabas de los badajos:
Por decreto Dios tomó el camino del exilio.

Un cuervo hunde su pico
en el cráneo de un joven petrificado.
Una anciana se santigua y pasa:
su fe levanta catedrales.


De: Saldo ardiente