lunes, 22 de mayo de 2017


JORGE GAITÁN DURÁN




El Guerrero



Lleva la muerte en su espada quien por amor debe morir
O matar lo que ama, magnánimo con su pena
Pues no busca olvido sino infierno.
Si el arma hunde en otro pecho, en su pecho la aloja,
Mas la carroña no es suya sino definitivamente ajena.
Vivo queda, es decir, culpable. No sólo arrastra tormento
Para siempre: mil veces repite su delito,
Porque sanguinario es el príncipe con gentes que no odia ni
conoce
Y Dios condena por el mismo mal que es su obra y los jueces
Castigan al que rechaza la injusticia, él por ella pidió ser
condenado.
Castrado, no: aprende a ser hombre quien por serlo sufre,
quien
Entre tierra y cielo sólo quiere ser hombre. No será su existir
fácil
Como respeto de puta: guerrero, sí, o loco pero nunca
inocente.


GONZALO ROJAS




Cama con espejos



Ese mandarín hizo de todo en esta cama con espejos, con
dos espejos:
hizo el amor, tuvo la arrogancia
de creerse inmortal, y tendido aquí miró su rostro por los
pies,
y el espejo de abajo le devolvió el rostro de lo visible;
así desarrolló una tesis entre dos luces: el de arriba
contra el de abajo, y acostado casi en el aire
llegó a la construcción de su gran vuelo de madera.

La estridencia de los días y el polvo seco del funcionario
no pudieron nada contra el encanto portentoso:
ideogramas carnales, mariposas de alambre distinto, fueron
muchas y muchas
las hijas del cielo consumidas entre las llamas
de aquestos dos espejos lascivos y sonámbulos
dispuestos en lo íntimo de dos metros, cerrados el uno contra
el otro:
el uno para que el otro le diga al otro que el Uno es el
Principio.

Ni el yinn ni el yang, ni la alternancia del esperma y de la
respiración
lo sacaron de esta liturgia, las escenas eran veloces
en la inmovilidad del paroxismo: negro el navío navegaba
lúcidamente en sus aceites y el velamen de sus barnices,
y una corriente de aire de ángeles iba de lo Alto a lo Hondo
sin reparar en que lo Hondo era lo Alto para el seso
del mandarín. Ni el yinn ni el yang, y esto se pierde en el
Origen.


CÉSAR RODRÍGUEZ CHICHARRO




Debajo del dolor se mueve España



Estás allí. Te tienen.
Te han ganado a traición.
Te han obtenido a gritos,
a puñadas, a obuses.
Ayuno para expiar la falta
de no verte. Ayuno aquí,
conmigo; aquí,
rehecho; aquí, esperando
la señal de abrirte
las entrañas a besos.

Ayuno aquí:
desecho.


De: “Aventura del miedo”



YANNIS RITSOS




El sonámbulo y el otro



No había podido dormir en toda la noche. Siguió
los pasos del sonámbulo en la azotea.

Cada paso
resonaba sin fin dentro de su oquedad,
denso y embozado. Se detuvo en la ventana, esperando
para detenerlo por si caía. Pero, ¿si lo arrastraba
también a él?

¿La sombra
de un pájaro sobre la pared? ¿Una estrella?
¿Él? ¿sus manos?

Un golpe se escuchó sobre el empedrado. Amanecer.
Las ventanas se abrieron. Los vecinos corrieron, el
sonámbulo
bajó por la escalera de emergencia
para ver al que se había caído de la ventana


De: Testimonios A



VÍCTOR SANDOVAL




Cuarto de hotel



Aquí quedan los restos de un naufragio.
Las sábanas como olas suspendidas.
El ropero es un alto promontorio,
los espejos varados en la bruma,
y el viento
con sus varas golpeando los cristales.
 

*

Tómame el corazón
que se rebela en mi costado;
bésame el lado izquierdo que me duele
y déjame que te cubra
con mi uniforme de soldado.

Antes que me calara la mochila
con su peso de niño,
como aquel vietnamés desesperado
con su crío a la espalda;
antes que por mi pecho
redoblara un tambor acuartelado,
yo tenía unos ojos
que en el frente he olvidado.

Deja que con mi mano
cubra tu sexo alborotado.

Si he mordido
la granada de mano
y en la noche que albea
coronada de aviones
he quemado la aldea,
bórrame con tus labios
este horror de astillas
que me rodea.

Voy a tenderme
sobre tu cuerpo
que sabe a tierra
y sentir que me llevas
como herido de guerra.


*

El pan de nuestra mesa,
la cuchara y el plato,
las migajas que manchan el mantel,
invierno de almidón para las moscas,
la lámpara y sus luces,
vuelo de avión entre los vasos,
el vino de la cena
que se atigra en el cuerpo.

Esta noche anda suelto
el caballo de vidrio del insomnio.

Mi familia descansa,
mis hijos se han dormido;
los hombres
cantan en la casa contigua
donde existe una fragua
y cintilan sus voces,
desde un árbol de estaño.

Muy lejos de nosotros
en Vietnam, cien mil flores de cristal
anuncian ya la primavera.


*

Viene hasta Vietnam la primavera.
Vanadio entre la niebla
para las flautas y las joyas;
vanadio
para labrar la tierra.

Una mujer
con ácido en los ojos
con astillas de sol en los cabellos,
busca entre los escombros:
¿Quién restituirá
la bestia recental
que agoniza en el patio?
¿Quién restituirá
su casa y su bandera
de siemprevivas en el muro?
¿Quién restituirá
la golondrina del amor
que desbandó la guerra?
Bajo la tierra
canta el corazón de un niño.
Que responda en Vietnam la primavera.


De: Poema del veterano de guerra



ENRIQUE CASARAVILLA LEMOS




Pasa el sol




Pétalo nuevo y ciego
el amor al amor, a la belleza,
a la juventud, es
un deseo que viene
con la primavera!

Y el amor al Olvido
arenal, lengua desierta
de la esfinge, o al cielo
negro y perdido... es
un deseo que viene
con la sabiduría.