domingo, 4 de junio de 2017


PABLO GARCIA CASADO




Home sweet home



la cabeza dentro del retrete los dedos en la garganta
hay un número determinado de neuronas que se pierden
después de una noche como ésta por más que lo intento

las tuyas siempre encuentran el camino



De "Las afueras" 

JOSÉ MANUEL ARCE




Décimas



Manso remanso del río.
Estrella en el cocotero.
Tanta paz cabe en enero
para tanto dolor mío.
Tanto color. Tanto frío.
Cocotero con su estrella.
Camino con tanta huella.
El río con su remanso.
La hamaca con su descanso.
Y yo, aquí, solo, sin ella.

* * *

Pasaste como cantando
aquella semana aciaga.
Tú me curaste una llaga
que se me abrió no sé cuándo.
Ya me estaba acostumbrando
al calor de tu cintura,
a tu caliente ternura
y a tu modo de besar.
Pero te empecé a olvidar
con dolor y sin premura.

* * *

No sé qué casualidad
te trae hoya mi recuerdo.
Pero te busco y me pierdo
y sigo en mi soledad.
Sé que es una necedad
querer volver a la infancia
como es, en última instancia,
algo tan torpe y tan fútil
llamarte, porque es inútil:
ya te tragó la distancia.


ALAÍDE FOPPA




Oración



Dame, señor
un silencio profundo
y un denso velo
sobre la mirada.
Así seré un mundo
cerrado:
una isla oscura;
cavaré en mí misma dolorosamente
como en tierra dura
Y cuando me haya desangrado
ágil y clara será mi vida
Entonces, como río sonoro y transparente,
fluirá libremente
el canto encarcelado.




JORGE GAITÁN DURÁN




Quiero apenas



Presto cesó la nieve, como música.
Pájaros y verdes cruzan por el frío.
Vas a morir, me dicen. Tu enfermedad
Es incurable. Sólo puede salvarte
El milagro que niegas.
Mas quiero apenas
Arder como un sol rojo en tu cuerpo blanco.



EFRÉN REBOLLEDO


  

Joris Karl Huysmans

A Alberto Leduc



¡Oh maestro sañudo! yo he creído tus males,
He probado tu estilo de implacable ironía,
Y sufriendo torturas y disgustos iguales
Hacia ti me dirijo por fatal simpatía.
Con el jugo de tu Arte dilaceras mi herida,
Me haces ver la existencia más penosa y más larga,
Y a través de tus frases adivino tu vida
Desbordante de absintio y de bilis amarga.
Soñador encerrado en tu torre severa
Tienes sueños de raras pesadillas poblados,
O contemplas la Luna descubriendo en su esfera
Las montañas abruptas y los mares helados.
Perturbado hondamente por tu espíritu extraño
Tienes sed de creencias y piadosas verdades,
Y negando tu siglo, taciturno y huraño
Resucitas la pompa de extinguidas edades.
En la Edad Media mira tu malsano exotismo
Misas negras horribles y rituales austeros,
Y renueva la magia del potente exorcismo
Y convoca Aquelarres y revive hechiceros.
Mas ni el vil sacrilegio ni la paz de la Trapa
Tu marasmo disipan ni te inspiran ternura,
Por tu senda prosigues al pasar cada etapa,
Más cruel, más enfermo de incurable amargura.
En la Mística llena de prestigio sagrado
Desentierras prodigios y grandiosos misterios,
Y en los templos silentes entretienes tu enfado
Con cristianos fervores y olorosos sahumerios.
Pero nunca un destello de cordial alegría
Ilumina tu boca que contrae el disgusto,
Y caminas aislado por la ruta sombría
Destilando tus cóleras de misántropo adusto.
Yo adivino la pena de tu alma proscrita,
Como tú guardo el luto de extinguidas edades,
Y me alienta, ¡oh Maestro!, tu ambición infinita
De pasadas creencias y piadosas verdades.


[1900]
De “Poemas no coleccionados”


MIGUEL ÁNGEL FLORES




Ilona



Combatían el mar y el río
Por el imperio de las aguas
Y la luna y el sol marcaban
El ritmo de las grandes marejadas
Y quedaba la piedra herida por el viento
El unicornio apoyaba sus pezuñas
En las estribaciones de las nubes
Y hundía su cuerno en lo más profundo
De la noche genital
Ardían las estrellas como las piedras
Sobre la oscuridad de Lisboa
Y había una danza de ángeles en arrebato
En torno al sol de tu pelo
Y un desplome de adioses
Naufragaba en el muelle
De las columnas.


De: Pasajero de sombras