"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 6 de junio de 2025
ADAM ZAGAJEWSKI
Habla
más suave
Habla
más suave: eres mayor que aquel
que fuiste tanto tiempo; eres mayor
que tú mismo y sigues sin saber
qué es la ausencia, el oro, la poesía.
El
agua sucia anegó la calle; una tormenta breve
sacudió esta ciudad plana, adormecida.
Cada tormenta es un adiós, cientos de fotógrafos
parecen sobrevolarnos, inmortalizar con flash
segundos de miedo y pánico.
Sabes
qué es el duelo, la desesperación
violenta que ahoga el ritmo cardiaco y el futuro.
Entre extraños llorabas, en un moderno almacén
donde el dinero, ágil, sin cesar, circulaba.
Has
visto Venecia, y Siena, y en los lienzos, en la calle,
jovencísimas, tristes Madonnas que ansiaban ser
muchachas normales y bailar en carnaval.
Has
visto incluso pequeñas urbes, nada bonitas,
gente vieja extenuada por el sufrimiento y el tiempo.
Ojos de santos morenos brillando en iconos
medievales, ojos ardientes de bestias salvajes.
Entre
los dedos cogías guijarros de la playa La Galere,
y de pronto sentías por ellos una inmensa ternura,
por ellos y por el pino frágil, por todos los que allí
estuvieron contigo y por el mar,
que aunque potente, es tan solitario.
Una
ternura inmensa, como si fuésemos huérfanos
de la misma casa, para siempre apartados los unos de los otros,
condenados a breves momentos de visitas
en las frías cárceles de la actualidad.
Habla
más suave: ya no eres joven,
el éxtasis ha de pactar con semanas de ayuno,
has de elegir y abandonar, dar largas
y
hablar extensamente con embajadores de secos países
y labios cuarteados, has de esperar,
escribir cartas, leer libros de quinientas páginas.
Habla más suave. No abandones la poesía.
Versión
de Elzbieta Bortkiewicz
EUGEN JEBELEANU
La
voz de la ceniza
No
sé quién soy; todo se ha transformado
en mí. No sé quién soy y, sin embargo, existo.
Leve soy y pesada como una maldición,
y piedra soy y vida inacabada.
No
juguéis conmigo, asesinos.
me escurro entre los dedos, estoy viva,
arrojadme al océano, es en vano:
en vuestra copa anido y soy lejía.
¡Huid!
Que soy ceniza, entrar puedo
bajo la puerta cual sombra resbalada
y enlutar vuestro rostro en el sueño
y entregaros mi beso de lejía.
Versión
de Manuel Serrano Pérez
GONZALO PERNAS
Guixar
Llueve
en Guixar, en las estaciones del mundo,
en cada traviesa… cada catenaria renegrida.
No sobre aquellas sino en aquellas;
en su intemporalidad misteriosa y mundana.
Llueve
en los vagones varados color sangre;
viejos leviatanes que conversan mudamente.
No sobre aquellos sino en aquellos;
en su digna y herrumbrosa obsolescencia.
Llueve,
a través de los techados de los andenes,
en las recuas de rostros rojizos y grisáceos.
No sobre aquellas sino en aquellas;
en su caminar humedecido, parsimonioso.
Llueve
por tanto en ti como igualmente en mí,
en lo que fuimos y en lo que ya no seremos.
No sobre nosotros, ni en nosotros;
sólo en el cadáver de lo nuestro, aun intacto.
JOHN DOS PASSOS
IX
Toledo-Madrid
Verdes
contra el cielo pálido
en
sus torres pardas y cuadradas
cuelgan
las campanas de bronce de Castilla.
En
las inquebrantables torres cuadradas
que
se divisan desde las laderas de las colinas
repican
las campanas de todas las iglesias
las
iglesias marrón polvoriento de Castilla.
Cómo
se balancean las campanas de bronce verde
contra
los crepúsculos aceitunados de Castilla
hasta
que su fortísimo e insistente repicar
resuena
a lo largo de las laderas surcadas
rompe
contra las plomizas colinas
gime
entre los temblorosos chopos
al
lado de los sibilantes y rápidos ríos verdes.
Ah
enérgicas campanas de Castilla
el
repicar imponente es vuestro credo
sobre
los campos y pueblos sin árboles
agrupados
en los arroyos, reluciente
anaranjado
con destellos en el anochecer verdoso;
¿Son
esas campanas de Castilla las que recuerdas?
¿Gemidos
entre vuestras curvas verdes de bronce
en
vuestra evocación imperiosa
hedor
a quemado, gritos impresionantes
sofocados
por el crepitar de las llamas?
La
multitud, la pila de haces de leña en la plaza,
las
vestiduras amarillentas …
¿Son
esas campanas de Castilla las que recuerdas?
De:
“Invierno en Castilla y otros poemas”
Versión
de Eulalia Piñero Gil
THOMAS MACGREEVY
Homenaje
a Li Po
Combatí
la fiebre,
compuse un poema,
creí poder dominar mi corazón, en exceso inmaduro:
hay que ser clásico.
Me
dispuse entonces, sereno,
a gozar del claro día,
mas nos cruzamos de nuevo,
nos vimos de nuevo,
he
vuelto a caer enfermo.
Versión
de Luis Ingelmo
AMELIA ROSSELLI
Y
arreglándose todo ella lloraba, desesperadita
en su celda, bioquímica su reacción. Estoy
un poquito atontada, respondió al dueño de
casa –pero ¿qué haces con la pistola?
La empujo a su agujero.
Y salió un disparo que transversalmente cogió la
red retínica, luego se dejó caer con suavidad sobre el
diván, pero acababa en el suelo sobre los ladrillos
cuadrados rojos
y grises.
De:
“Sin paraíso fuimos”
Versión
Carlos Vitale