"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 18 de abril de 2025
OLGA AZABAL D
Entonces
me hablabas
de cuando tus padres eran jóvenes.
De que ahora comenzabas a
entender la distancia.
Y tu mirada de niña
asistía al presente,
aturdida por la realidad
descubierta.
El agua crujía para advertir
que somos,
Madre,
fractura de un tiempo.
Hielo roto que ennegrece
incluso en verano.
De: “Un
silencio blanco”
SOFÍA GÓMEZ PISA
4.
quisiera
tener una cabeza de dron
poder mirar todo desde arriba
con esa globalidad
que invita el saberlo todo
pero acá estoy
quisiera poder elevarme
de todas las malas energías
traer flores, escupir la comida
plantar ataúdes en el jardín botánico
formar una nueva religión
con gatos tarotistas en el espacio
y creerles mientras los acariciamos
quisiera tener una cabeza de dron
que se eleve, pero que vuelva
al suelo
ALDA MERINI
El
beso
Qué
flor me nace sobre la boca
apenas me miras
y temes ser despedazado.
Inundaciones imprevistas
son tus ojos ardientes
pero la flor no quiere morir
se queda allí sin carne
a esperar la muerte.
OLALLA CASTRO
III
Me
mantienen viva unos paños de tela:
los mismos bajo los que aprieto mis pechos
para guardar el secreto
de sus formas convexas.
Mi nombre no es John sino Virginia.
Si alguien llegase a pronunciarlo
mi cuerpo jironado acabaría bailando
sobre un trozo de hielo,
después de pasar de mano en mano.
Con el cabello muy corto,
engolo la voz cuando digo “A la orden”
y, llegado el momento del licor y los naipes,
me retiro a un rincón
y remuevo en silencio mi cautela.
He buscado en los ojos de los otros
pedazos de mi miedo, en vano.
Estoy sola aquí.
De noche, oigo el hielo romperse
mientras los marineros fuman
y me untan con su risa pegajosa.
Oigo el hielo romperse y me pregunto
cuánto tardará este mundo agrietado
en urdir contra nosotros su venganza.
LI BAI
El
sapo ataca a la luna de Yao-Tai
El
sapo ataca a la luna de Yao-Tai
y se la traga.
El disco brillante se extingue en el seno del firmamento,
las tinieblas se engullen el alma de oro.
El arcoiris atraviesa las constelaciones de Sen-Wei,
el sol naciente opaca la luz matinal.
Las nubes flotantes separan a los dos astros,
todo es incierto como en un sueño.
Aislado, aislado el palacio de Tchang Men:
antes inspiraba a nuestros antepasados, ¡ahora no existe ya!
El laurel roído por los insectos florece, pero no trae frutos,
el cielo duplica su desgracia cubriéndolo de escarcha.
Me entristece. Suspiro en la larga noche solitaria
y las lágrimas humedecen mi ropa.
FRANCISCA AGUIRRE
Desde
fuera
¿Quién
sería el extraño que quisiera
conocer un paisaje como éste?
Desde fuera, la isla es infinita:
una vida resultaría escasa
para cubrir su territorio.
Desde
fuera.
Pero
Ítaca está dentro, o no se alcanza.
¿Y quién querría descender al fondo
de un silencio más vasto que el océano?
Silencio son sus habitantes,
silencio y ojos hacia el mar.
Desde
fuera
las aguas son caminos
desde la playa son sólo frontera.
¿Y quién sería el torpe navegante
que entraría en un puerto sin faro?
Desde
fuera, los dioses nos contemplan.
Desde
aquí, no hay un pecho
capaz de cobijarlos:
los dioses son palabras; con el silencio, mueren.
¿Alguna vez la isla fue distinta?
Quién
lo puede saber desde el aturdimiento.
Sin palabras, sin dioses, Ítaca es sólo el mar.