"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 31 de agosto de 2021
RAQUEL CAMPOS
36.
p/ haroldo de campos
sincronías
sinfónicas
ahoridad anacrónica
el ángel izquierdo que me guía
entre los azares de la vida
la puerta que se abrió
y me mostró tus salidas
pluripoesías posibles
la existencia y su opuesto
haroldo
ahora-siempre
multilabioso
De: “Sad trip”
LILA CALDERÓN
Vestidos de doble faz
I
Hay
vestidos de palabras
para silenciosas mujeres
y secretas entretelas
en vestidos carcelarios.
II
Y
vestidos de innoble metal
con rejillas
o claves insalvables.
Vestidos con corazas
burkas, escudos
y capas interiores
como telas de cebolla.
III
Hay
vestidos con mangas
con bolsillos para cartas
botones, nudos
amarras, broches, cadenas
o dentados cierres
y candados
y tristes velos.
IV
Y
enaguas con alforzas
debajo del vestido
y encendidos girasoles
sobre tumbas sin nombre.
V
Hay
inestables vestidos
para atardeceres con niebla.
De raíces ardientes
sus festones gruesos
crepitan, bailan
entre relámpagos y risas
en el delirio del can-can.
Vestidos extremos
con rayos y rubor
y dudosos reflejos
en los espejismos del alcohol
y la memoria.
Sonámbulos, oscilantes
atraen, imantan
hacia el eslabón perdido
de una larga noche
sin salida de emergencia.
VI
Y
hay hábitos grises
fecundados in vitro
con las notas del angelus
volando
bajo el secreto
de sus blancas tocas
ahogadas en almidón.
SUSANA SZWARC
La trastienda
¿Qué
vale más -me dije- en la memoria?.
Porque había pasado una noche completa,
como si se nombraran siglos,
pero la frase seguía
adentro y afuera de mis ojos:
se exponía en un letrero infatigable
solamente cínico
colgando de una tienda.
Mi
cuerpo tambaleaba,
tropezaba a cada instante
mujer ebria
y sin embargo no había bebeido,
sino que se volcaron sobre mí,
en cada punto de los pequeños ejes,
esquirlas de esa frase.
Sonreí.
Si el lenguaje desconfiaba
de sí mismo, ¿por qué creerle
hasta resbalarme en el asfalto,
mancharme las manos de rodillas,
como derribada
por el hedor a flores muertas?
Digamos:
si hay quienes oyendo
la voz de alto
no perciben la traición, no caen,
no se lastiman, ¿por qué entonces no aceptar la frase,
lo que se considera correcto,
incluso en su gramática?
Acaso, ¿porque escribir un poema correcto
no le es suficiente al poema?
LUIS ARIAS MANZO
Pachamama III
¿Cuánto
tiempo anduve en la oscuridad
Antes que tu llegaras en luces de luciérnagas?
El bosque estaba oscuro desde aquel día
Cuando nos acorralaron en la emboscada.
¿Cuántos siglos estuve perdido
En la memoria muerta de la luz?
¡Qué negro panorama nos pintaron
Con los colores de la nada y del vacío!
Creían que nos enceguecían y nos mataban,
Pero jamás pensaron en nuestro pacto.
Nos dejaron vagar en el sombrío paisaje
Y en la falla del caos y la perdición.
Pero ya nada nos detiene,
Cada uno de nosotros acude a la cita
Y nos volvemos a juntar como antes
En el abrigo de las grandes gotas de la tempestad.
Sólo ustedes podrán acompañarme en mi ocaso.
DORI GÔMEZ
Chka
Te
he extrañado
en
este gran silencio,
entre
tu y yo.
Suena
aquella canción,
no
hablamos nada,
hasta
la luna llora.
¿Qué
ha sucedido?
Esta
barrera puesta,
este
dolor inmenso.
EFRAÍN BARTOLOMÉ
Trozos de sol
La
tempestad ha comenzado a grabar su nombre sobre el polvo.
Tengo
hambre, tengo dolor, tengo tristeza,
tengo
un deseo profundo de confundirme con el mar,
de
integrarme a la piedra,
de
perderme en el aire podrido de la ciudad.
Quiero
tocar la fuente del rayo.
He
visto la luz postrada.
He
visto sonrisas para estrangular.
He
visto una flor roja en la sien del Enemigo.
Sé
bien que la Mujer, viendo hacia atrás,
alcanza
a ver más lejos hacia adelante.
Lo
sé bien: una mujer desnuda
hace
brotar un dios en cualquier miserable.
Al
pie de un cerro cruel
hay
una piel colgando de un árbol espinoso:
alguien
sube a ofrendarse para glorificar tu nombre, oh Diosa.
Un
día me dio por escuchar los ruidos de la noche.
Por
eso estoy aquí.
Miradme:
desolado.
Una
ele nomás y heme aquí: desollado.
He
soñado.
Sueño
que una soberbia estrella de diamante quema mi corazón.
Sueño
en caer.
Sueño
una lenta noche precipitándose conmigo
hasta
la boca del Infierno.
Hasta
la última roca desolada.
Soñé
que mi corazón era mi Madre.
Soñé
que mi cerebro era mi Padre.
Soñé
que mi mujer era la Noche.
Mi
hermana era la Muerte.
Mi
corazón oscuro era el Viento del Sur.
Por
eso pude alimentar el día.
Por
eso tengo el corazón deshilachado. (Altura, Madre, Altura!)
Por
eso arrojo estos poemas al crepúsculo:
trozos
de sol,
como
monedas sucias.
De: “Partes un verso a la mitad y
sangra”