"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 22 de septiembre de 2021
BASILIO SÁNCHEZ
La
mesa de madera
La
mesa de madera
de
mi alcoba
nunca
ha echado raíces,
pero
guarda en sus vetas
el
temblor de los pájaros.
Ninguna
voz es dueña
de
sí misma,
toda
voz es reflejo de otra voz,
toda
palabra,
refracción
de la luz de otra palabra.
Subido
a lo más alto de mi sangre
sobrevivo
a la deriva del siglo
respirando
por ti.
De:
“Esperando las noticias del agua”
ENRIQUE WINTER
Esboza
Las
instantáneas he velado y presumo en ellas una nueva
Geografía
de Chile. Puse una a una las transparencias,
de
la cantiga de pequeños pechos a la gitana tierna.
Su
danza surca los quince años. Persiguiendo al que siempre escapa:
otro
que fui en los parques, la sombrilla que somos en la playa.
Casas
rodantes frente al lago giran a un cuerpo con sus calas
y
arisca la nariz sobre mi cuello quien me ha vuelto remiso
tras
saber cómo se abren las castañas, vello y valles distintos
cuando
son greda las caderas. Como en vasijas, lo llovido
se
apoza en los bolsillos de la colegiala de aquel Mapocho.
Y a
la universitaria empapa a falta de besos. Mas celoso,
son
delgadísimas sus trenzas y atan mis brazos a sus hombros.
Se
forma un único semblante al superponer todas las hojas,
un
río cuyos brazos no vuelven a juntarse. Ellas alojan
cada
nombre en fragmentos. Se encarnan como actriz en piezas rotas,
son
seis montañas rusas o una sola. De su protagonista,
ya
solamente me parezco a los secundarios que despistan.
Al
no reconocerse en ellos, espectadores los olvidan.
MARÍA MARTÍNEZ BAUTISTA
La
ceguera de Piero
I
Vosotros
estáis ciegos. Vuestros ojos,
inundados del sol que abrasa el mundo
o inmersos en el pozo que es la noche.
Erráis el paso porque vais a tientas;
tenéis los pies en una telaraña
y no veis más que el hilo que pisáis,
nunca la perfección en que está inscrito.
II
Al
otro lado
de los dos arcos ciegos de mis ojos,
una abstracción más grande que el recuerdo
del mundo se ha adueñado de todas mis visiones:
tengo el sol sometido a mis deseos,
la gente tiene una quietud de piedra.
Y está llena de luz la oscura noche.
REINALDO BUSTILLO
Migajas
de amor
Tanto
te he querido
que
la vida entera me he pasado
esperando
que me quieras;
y de
tanto esperar, me he acostumbrado,
a
vivir sin tu cariño.
Mas
hoy, soy feliz a mi manera;
pues
espero que comprendas mi esperanza,
de
que me ames de veras.
No
quiero las migajas de tu amor,
mas
las recojo.
¿No
hace así, también, el perro hambriento’?
Déjame
vivir esperanzado,
en
un día no lejano
en
que tenga
dado
por ti,
amor
de sobra;
para
pensar entonces
que
cuando me lo negabas
era
sólo
por
timidez del alma.
ROSSANA ARELLANO HASSON
Mujeres
de pechos diminutos
Vino
un puñal entre tus pechos
disponiendo
el racimo
del
único deseo.
Sangre
eres del día
miel
de aromas virginales
abanderando
al tiempo entre tus muslos.
Ave
nacida
al
gemir de tanta tierra
en
noche desafiante hacia el plumaje.
Mujer
de pecho diminuto,
del
poderío al silencio, soy tu soldado,
hacia
el manantial del sexo que promete.
Desafiante
muchacha
que
acaricias la soledad de tanta herida
permites
generosa que hunda mi raíz de ausencia.
Parece
un crimen
adueñarme
de tu aire
y
conducir el rayo virgen del mágico vuelo.