viernes, 25 de junio de 2021


 

EUGENIO MONTEJO

 


 

Un Año

 

 

Vuelvo a contarme aquí mi vida
otra tarde de otoño
viejo de treinta y tres vueltas al sol.
Vuelvo a replegarme en esta silla
palpando su inocencia de madera
ahora que el año hace su estruendo
y me sacude fuerte, de raíz.
En la terraza inicio otro descenso
al infierno, al invierno.
Sangran en mí las hojas de los árboles.

 

 

 

JOAO MAIMONA

 

 

 

Memoria

 

 

Balanceándose entre los escombros de su itinerario

usted sabrá que el ganado construyen carreteras.

Y cuando su mano se deslizó por el banco

las cicatrices que se hunden en la noche

usted sabrá que su mano se desplaza a

colina de días sin escombros

y usted sabe que en el pesebre noche yace la luz

drogado y oídos por la cruz en los que ha viajado.

 

 

ROSSANA ARELLANO HASSON

 

 

 

Mujeres de pechos enormes

 


Mujeres de pechos enormes

sostienen al mundo

en mascarones de proa,

llevan heridas hondas,

las dibujan al borde del camino.

 

Más allá del golpe del agua,

resisten los diversos climas

de los hombres,

acompañándolos y permitiendo

succionen su calostro vital.

 

Mujeres fundamentales,

salvajes al desgarro,

bestiales incluso,

con sus cabelleras rojizas

siempre al viento.

 

 

 

SALVADOR NÉLIDA

 

 

 

Autonomía

 

 

Prisionera en su luz,
la adolescencia
teje y desteje sueños,
quiebra cerrojos,
arrebata
a bocanadas anchas
la realidad.
Nada la priva aún
de prolongarse
en árboles, en ríos,
de ascender rauda y mágica
por la amplitud
sin límites
del tiempo.
Pero en silencio,
sigilosamente,
llega la madurez:
se sabe ya, se teme,
se vacila.
Y la perfecta plenitud
—la audacia—
se desmorona en múltiples,
opacas decisiones
que en apariencia son
la autonomía.

 


De: “Las apariencias”

 

PHILLIS WHEATLEY

 

 

 

Imaginación

 

 

¡Imaginación! ¿Quién podría cantar tu poderío?
¿Y quién describiría la velocidad de tu carrera?
Elevándonos a través del aire para encontrar la radiante morada,
El empíreo palacio del tronante Dios,
Sobre tus alas aventajamos al viento,
Y dejamos atrás el rodante universo.
De estrella a estrella el ojo mental vaga,
Mide los cielos y recorre las regiones superiores;
Allí en un panorama abarcamos el magnífico todo,
O con nuevos mundos asombramos el alma infinita.

 

JORGE VALDÉS

 

 


 

Canción de febrero

sobre el pecho del cielo, palpitando…
Jaime Gil de Biedma

 

 

Leve y triste la tarde se retira
contigo hacia el crepúsculo y las horas
empiezan a doler en los distantes
repliegues de la sábana. De pronto
la noche ha regresado y es difícil
no pensar en tu boca momentánea
o en las altas comarcas de tu cuerpo
en lienzos de algodón en alabanza.
Ahora que no estás, vuelvo a mirar
el rayo que dividen tus pestañas
y el estremecimiento de tu espalda
moldeándome los brazos, la sonrisa
de tu sexo en los vértigos del labio,
el instante fluvial de tu alegría.
A lo lejos respira el mar, asciende
la blanda superficie su clausura
bajo un raso de líquidos cristales.
La noche sin tu piel crece más honda
por las calles donde asperjas la lluvia.
En silencio te recuerdo, muchacha,
con las últimas brasas que se apagan
contra el pecho del cielo, palpitando.