martes, 9 de septiembre de 2025

POL POT


 

REGINA SALCEDO


 

 

«Orfeo triunfó sobre el canto de las Sirenas [Apolonio].



Si se sigue el griego palabra por palabra:

La cítara violó el canto de las vírgenes.

Orfeo opone una violencia

exclusivamente viril al canto acrítico»

Butes, Pascal Quignard

De los cincuenta hombres, salvaremos a Butes.

Butes el saltador.

Aquel que desoyendo la cítara de Orfeo

dejó el remo para entregarse al baile,

a la Espuma del mar,

a la voz indistinta;

la que no da retorno   ni ordena        ni unifica.

A la música afásica,

aguda y continuada de las mujeres pájaro

—las llamadas Seirenes; las que atan por el cuello—.

 

De: “Viaje a Creta”

 

IRIA FARIÑAS

 

 

 

reducción

elaborar la pequeñez

es una gran tarea:

 

en contra

acciones diminutas

– costillas codos cervicales –

a favor

de plegarse de vuelta

hacia el vientre

para ser                       crujido

 

pauso el contratiempo

– desaparecer es un acto

de intimidad –

sin espacio ni relojes

 

si me pliego y me pliego

y me transformo

en el perfil de un hilo

 

¿aún quedará

el nudo?

 

De: “Atravesar una gota con una aguja”

 

 

FRANCIS PONGE

 

  

Mi árbol

 

 

Mi árbol en un siglo todavía tergiversado,
Erguido en el bosque de las razones eternas.
Lentamente, crecerá y formara hojas,
Como el más impresionante será reconocido más tarde.

Pero entonces acometerá una tormenta o silencio,
Su voz contra el viento esgrimirá cien argumentos,
Y si parece trémulo por nuevos sacrificios,
Más bien, él querrá deshacerse de él demasiado

 

CATHERINE POZZI

 

 

Vale

 

 

Del gran amor que tú me habías dado
El viento de los días los rayos destrozó —
Donde estuvo la llama, donde estuvo el destino
Donde estuvimos, donde, las manos enlazadas,
Juntos estábamos

Sol que fue nuestro, de ardiente pensamiento
Para nosotros orbe del ser sin semejante
Segundo cielo de un alma dividida
Exilio doble donde el doble se funde

Ceniza y miedo para ti representa
Su lugar, tus ojos no lo han reconocido
Astro encantado que con él se llevaba
De nuestro solo abrazo el alto instante
Hacia lo ignoto.

Pero el futuro del que vivir esperas
Menos presente está que el bien ausente
Toda vendimia que él al final te entregue
La beberás mientras te embriaga el
Vino perdido..

Volví a encontrar lo celeste y salvaje
El paraíso en que angustia es deseo
Alto pasado que con el tiempo crece
Es hoy mi cuerpo, mi posesión será
Tras el morir.

Cuando en un cuerpo mi delicia olvidada
En que estuvo tu nombre se vuelva corazón
Reviviré los días que fueron nuestro día
Y aquel amor que yo te había dado
Para el dolor.

 

 

KARINA MIÑANO

 

 

Roces

 

Sin malicia,
bajo la blancura de la noche,
en la curva de tus labios,
tu silencio observa.
Mientras, yo respiro,
contengo el mundo en el umbral de tu sueño.

 

De: “Mientras el roble cede a la noche”

 

FLORENCIO LUQUE

 

 

Funeral de Matsudono Ichi

 

 

Una nube de incienso remontaba
sobre el cielo del templo de Takao
mientras incineraban a mi madre.

Cuando apenas contaba cuatro años,
me mostró los acordes del poema
en las hojas del chopo, en el jazmín
y en la niebla que acude a los caminos.

Dije tu nombre, madre, lentamente
-su eco abrazó las luces de la tarde
dejándose acunar por el durazno-,
a la vez que esparcía tus cenizas
por la luz del crepúsculo y del aire.

Tu soledad fue alondra y flor de brezo.


De: “A solas con la luna”