sábado, 22 de febrero de 2025


 

TOMAS TRANSTRÖMER

 


 

Pared de pena
Palomas van y vienen:
no tienen rostros.

 

 

Versión de Roberto Mascaró

 

ANNE CARSON

 

 

 

Yo

 

 

Oigo pequeños chasquidos dentro de mi sueño.
La noche gotea su taconeo de plata
espalda abajo.

A las cuatro. Me despierto. Pensando
en el hombre que
se marchó en septiembre.
Se llamaba Law.

Mi rostro en el espejo del baño
tiene manchas blancas en la parte baja.
Me enjuago la cara y vuelvo a la cama.
Mañana voy a ver a mi madre.

 

 

RICARDO CARBALLO

 

 

 

Al lado del pozo de la vida

 

 

Al lado del pozo de la vida escrutas las aguas oscuras:
acechas tendiendo los oídos ansiosos a la piedra que tiras,
dura y pesada pregunta que inquieta la verdad del fondo
húmeda tierra de fango que los pies con que pisas ansían.
Al lado del pozo de la vida buscas en ella la verdad.
Pero la verdad y la vida son una, y están sobre la tierra.
Taladran, sedientos, los ojos sólo aguas y arcillas estériles.

Pasa, entre tanto: la hermosa, como una mujer en silencio.
Podrías besarla sino intentaras oírla;
a su talle han de ceñirse, han de besar sus labios
sin preguntarle su nombre, que, púdica, niega al amante,
o que, tal vez, ella ignora, la casta de la flor venturosa.
De tu pregunta hoz, en el heno se oxide y more
-harta de segar aires- que es lecho de amor para el prudente.
No rinden labios de moza más dulces las mieles del beso
porque murmullen un nombre al ruego del amante importuno.

 

 

JESÚS HILARIO TUNDIDOR

 

  

Vida

 

 

Como un andar. Tal vez
igual que un súbito y lejano
parpadeo o temblor de mies madura.
Como esta tierra puesta
al sol, al aire, a la mañana.
Es nuestra vida,
Mas, ¿quién llueve, quién es el que deshace
la esperanza de junio?

Como un andar. Como una
germinación que perderá su grano
desvanecida, inútilmente, en el tiempo.
Nunca igual que los túneles,
que el viajero aquél
que toma su billete a precio fijo.
Es nuestra vida.

Nunca como las aves,
como aquellos vencejos que dan giros
en el atardecer y llevan
para anidar, para incubar su puesta,
un respaldo de sol o piedra dura.

Es nuestra vida, como
ese ventico gris de la mañana.

 

JAROSLAV SEIFERT

 

 

 

Canción de amor

 

 

Oigo lo que no oyen los demás,
pies descalzos pisando terciopelo.

Suspiros bajo el sello de una carta,
el estremecimiento de las cuerdas, cuando no vibran.

A veces, huyendo de la gente,
veo lo que no ven los demás.

El amor, vestido con la risa
que se oculta en las pestañas, cubriendo los ojos.

Cuando aún tiene copos de nieve en los bucles,
veo florecer la rosa en el rosal.

Oí al amor partir
cuando unos labios por primera vez rozaron los míos.

Quién, sin embargo, detendrá mi esperanza:
ni siquiera el miedo al desengaño,

para que a tus rodillas no se ponga.
La más hermosa suele estar loca.

 

Versión de Clara Janés

 

MARIO VEGA

 

 

 

Amor de muchas horas

 

 

Porque son demasiados los momentos
entre el conflicto y la necesidad
dices que nuestra vida juntos tiene
un secreto rencor.

Porque la edad pasó
y ya no tanteamos en los bares
una serena paz en el placer
de no comprometerse.

Porque llegar a casa sin paraguas
y aún menos sin trabajo,
herido por el día con la compra
y esta tristeza enorme
se hace sencillo y grato en esa calma
tan intensa, lo mismo
que una exhalación
si me esperas despierta,
pues son todas las noches una noche
casi todas las noches
y son más de dos años cuando duele.

Porque no somos lo que fuimos siempre
y los días son horas
hoy vengo a hablar de amor
como si fuera la primera vez
y vengo despojado de mis armas
como un amante pobre.

Como todos los pobres, yo quisiera llevarte
lejos de incómodos curiosos donde
el mar se obstine en dar forma la arena
bajo un sol infinito
y recorrer contigo las ciudades
que tiempo atrás tuvieron otros nombres
de cansancio y derrota.

Quiero vivir contigo más allá
del oficio del lunes o la mansa
rutina del domingo, habitar
un país de fronteras limitadas
por la dicha común.

Pero nunca podremos existir
en los escaparates
cercados por un mar de palabras privadas
y un reflejo de asfalto y nubes sucias.

Nos irá bien, si nada tengo y nada
esperas tú de mí, según pasen los años
temperados de amor, como un final
de fiesta, liberados
de no sé qué otro amor pronto a olvidar
como un daño remoto.

Amor en abundancia para el pobre,
amor de muchas horas, recordando
este pacto de afecto inagotable.

  

De: “La mala conciencia”