domingo, 15 de agosto de 2021


 

CARLOS DARIEL

 


 

Retrato

esa mano
que se arruga sobre la mesa
es también
una historia de la alegría
que ya nadie lee

 

 

De: “Donde la sed”

 

 

RIYAD AL-SALEH AL-HUSSEIN

 

 


Luna

 

 

Todo lo que el pastor le dijo al monte
y el río a los árboles.
Todo lo que la gente dijo y no dijo
en las pistas de bailes y batallas.
Te lo dije.
Sobre la niña que canta en la ventana
y la grava que se rompe bajo las ruedas del tren
y el cementerio que ha dormido feliz durante siglos
te conté.
La flor de mi cuerpo, cada mañana,
la recojo y tírala a la calle.
Que los líderes, los sabios y los ladrones la pisotean…
Y la flor de mi cuerpo, cada tarde
reúno sus pétalos desmenuzados y la recojo para ti.
Y contar todo lo que me pasó.
Una vez, a tu lado, me senté y lloré.
Mi corazón era un campo de arroz en llamas
y mis dedos colgándose como lenguas de perro en el verano.
Quería expresarme con movimientos:
romper una taza,
abrir una ventana
dormir…
Pero no pude.
¿De qué estoy hablando veintiséis años después?
¿O después de veintiséis tiros al vacío?
Estoy cansado de hablar, del trabajo y las deudas,
pero nunca me canso de la libertad.
Y aquí estoy, soñando con una cosa o tal vez un poco más:
que la palabra se vuelva pan y uvas,
un pájaro o una cama
y que coloque mi brazo izquierdo alrededor de tu hombro
y la derecha alrededor del hombro de la luna.
Y decirle a la luna:
tómanos una foto.

 


RAQUEL CAMPOS

 

 


3.


me veo– pasando los días–
de la misma forma

no hay esperanza alguna
que no sea

no hay angustia alguna
que no vea

no hay ningún pecado
que me proteja

los santos me abandonarán
por soberbia

 

 

 

CARLOS ILLESCAS

 


Lo único bueno

 

 

Lo único bueno que hay en mí

es ser un mal poeta.

¿Qué insidioso forúnculo en mal sueño

turbó la mente de mi madre

en el instante que caí en su vientre?

¿Cuál sapo acariciaste tumba mía

antes de croar en un cerrojo lirio

mi corazón zapato?

 Sin embargo, en las noches más secretas 

pongo en orden mi flauta lamentable 

esperando vencer al mismo Apolo. 

Si no triunfara,

mi pelleja valdría por lo menos

un asado de liebre en tu cumpleaños.

 

 

ANTONIO MIRABAL

 

 

 

La promesa mayor

 

 

Otra vez a intentarlo porque hicimos

(o nos hicieron)

la promesa mayor.

De algún lugar salió la idea

de que vendrían iluminaciones,

palabras de maestro.

 

Pero los sabios, si los hay,

no hacen más que dar quejas.

Y de existir provecho en la embriaguez

se pierde con un hipo.

(El deseo es piscina que llama tanto líquido

como el que se le fuga.

O aún precisa volumen mayor.)

 

Un aire venido del mar levanta las cortinas,

las deja caer,

y puede que a esta hora signifique algo.

 

 

ESTELA FIGUEROA

 

  

 

Mi mamá me grita

 

 

Mamá me llama

para la cena.

Es tan pesada

que me da pena.

 

Papá me grita

que ya cenó

y que mi guiso

en el plato enfrió.

 

Mamá me grita

que yo no puedo

pasar el día

ante el espejo.

 

Papá me grita

que esto no es bueno

que hasta lo canso

al pobre espejo.

 

Mi hermana es bruja

— de tanto mirarte

un día allí

no vas a encontrarte.

 

 

De: “Poemas Níspero”