"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 1 de septiembre de 2021
AMANDA BERENGUER
La invitación
Un
adónde de sombra, un pozo vivo
graznando como un pájaro violento,
a veces me aparece a la hora incierta,
al alba fría, espantadora de otras
criaturas, y me empuja de nuevo.
Porque yo estoy demás entre los seres
que usan la alborada, estoy de sobra,
triste junto a la mesa recién puesta
de la resurrección. Ah! no podría
a mi antojo domesticar la angustia,
hasta hacerle sangrar la alternativa
de una estrella brillando sobre el día.
Acaso voy entre soñada y muerta,
arrastrando una historia donde tiembla
la cabeza muriente de la luna,
pero llevo el anillo, esa corona
del otro reino, para no olvidarme.
ROBERTO MALATESTA
El mismo grito
Con
vehemencia regreso
día tras día a la palabra
que repare
la roída armonía.
Un sueño del destino se desprende
si una evanescente metáfora
cubre el mar
del abrir y cerrar los ojos.
Una y otra vez pido
a la materia pura y a la impura.
el mismo grito:
la insistente locura
que me salve.
Si la palabra fuera del tiempo arde
el alimento es el asalto.
Esta tenaz vehemencia me sostiene.
DAVID BUSTOS
20
Una
gaviota descifra
las
rocas oscuras del borde costero.
La
rodilla izquierda
tiene
serios problemas.
Paseos
por la mañana.
La
menta entusiasmada
con
el clima después
de
almuerzo agua caliente.
De: “Dos cubos de azúcar”
JAIME SABINES
Amor mío, mi amor, amor hallado...
Amor
mío, mi amor, amor hallado
de
pronto en la ostra de la muerte.
Quiero
comer contigo, estar, amar contigo,
quiero
tocarte, verte.
Me
lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los
hilos de mi sangre acostumbrada,
lo
dice este dolor y mis zapatos
y mi
boca y mi almohada.
Te
quiero, amor, amor absurdamente,
tontamente,
perdido, iluminado,
soñando
rosas e inventando estrellas
y
diciéndote adiós yendo a tu lado.
Te
quiero desde el poste de la esquina,
desde
la alfombra de ese cuarto a solas,
en
las sábanas tibias de tu cuerpo
donde
se duerme un agua de amapolas.
Cabellera
del aire desvelado,
río
de noche, platanar oscuro,
colmena
ciega, amor desenterrado,
voy
a seguir tus pasos hacia arriba,
de
tus pies a tu muslo y tu costado.
ESTELA FIGUEROA
Extremecido de luz
el
aire que llenaba
los
espacios abiertos
me
tocaba
y
todo –el recuerdo
de
mi casa vacía
y lo
allí veía-
me
llevaba al poema
los
arboles tranquilos
las
calles húmedas
el
agua fresca de rio.
El
poema era eso:
vacío
del hogar
quietud
de árbol
hospitalidad
de la calle.