"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 16 de marzo de 2025
JUAN CERVERA
II
Cierro
los ojos y veo
el
caminito que iba
sin
una curva a tu huerto.
¡Cómo
duele abrir los ojos,
en
mitad de estos desiertos!
De: “Coplas proverbiales”
MELISSA SAUMA VACA
Personas bajo la lluvia
Los
que corren por el mito aceptado en la infancia
los
que se cubren la cabeza con la lista del mercado
o
con un sobre de papel madera tamaño oficio
los
que intuyen que cubrirse es inútil
los
que leen poemas bajo orondas gotas
que
resbalan deformando el libro
y
dirán que las figuras que la tinta escurre
son
también poesía
los
que huyen de la lluvia como de cualquier cosa
que
acaso pudiera alterar el orden
los
que buscan el sol en el reverso de las nubes
y
miran a contraluz esperando el arcoíris
los
que siempre llevan un paraguas bajo el brazo
los
que venden paraguas
los
que usan impermeable aunque no llueva
los
que tienen la piel impermeable
los
que son lluvia
los
que se quejan del clima y ponen mala cara
los
que hacen como si no hubiera llovido
los
que bailan
antes,
durante y después de la lluvia
los
que cantan
para
que llueva, para que deje de llover, porque ha llovido
los
que ven llover desde la galería y escriben sobre la lluvia
los
que clasifican las gotas en tamaño, velocidad y frecuencia de caída
los
que catalogan a las personas en situaciones de lluvia
los
que escriben tratados de supervivencia a diluvios
los
que ponen música y suben el volumen a la melancolía
los
que escuchan en la lluvia una música
los
que esperan que dure poco porque tienen que hacer mucho
los
que no perciben que ha llovido
hasta
que el río desborda
y
hay que mudarse de país
y ya
no hay tiempo
para
hacer maletas
o
despedirse
de
los vecinos.
ARTURO GUTIÉRREZ PLAZA
Poeta de ojos encantados
A
la memoria de Juan Sánchez Peláez
Juan
lee,
Juan
sabe que va a morir,
Juan
escucha el resoplido
quejumbroso
de sus pulmones.
Juan
medita línea a línea
el
sonido de cada vocal,
se
imagina un bosquecito claro,
un
río nuboso entre colinas,
una
carta de amor,
una
piragüita.
Juan
lee sin distraerse
en
lo que vendrá.
No
le gusta
la
poesía objetiva.
Prefiere
arropar
cada
palabra
con
el tacto de un animal nocturno.
Respira
hondo
pero
no puede,
no
puede ni deja de leer.
Se
despide de las visitas
y
llama a Malena
con
sus ojos grandes,
repletos
de adivinanzas,
henchidos
de escudriñar
la
piel de las horas,
de
tanto palpar su enigmática desnudez.
De: “Un sobre sin abrir”
IVÁN TREJO
8
No
quiero noticias que no vengan de ti/ ni decir
lo
ya masticado/ ni letra blanca/
ni
mayúscula hoja/ o lírica terquedad
de
enanos gestos.
Quiero
decir que te vi ausente/ paseando
entre
espejos y una urraca vino a aletear en tu cara
para
cubrirte esos ojos/ apenas
desdolidos.
De: “Los días a la deriva”
ANTONIO LUIS GINÉS
Fugas en blanco
Dime
quién pasará por cada lugar que hemos pisado,
qué vehículo cruzará puertos, carriles oscuros, se
detendrá en miradores, viajará hacia sitios que hace años
que no pronuncio. ¿Acaso no nos pertenece ni un trozo
de cada camino recorrido, queda al menos el surco de
nuestros dedos en la tierra?, ¿qué huella se recoge en
formol aunque una y otra vez nos venciera la certeza de
que el trayecto éramos, únicamente,
nosotros mismos?
ROBERT CREELEY
Eco
Toda
la memoria
cuelga del árbol
para ver
un pájaro ser—
pero ahora tartamudea
para trabajar, cierra
las ventanas, se estremece
se sienta y murmura—
porque no puede
volver atrás, todavía
no puede
salir. Todavía no puede.