Feral
¿cuál
es la más hermosa bestia
que
ha parido el ancho mundo?
Sin
acudir al ingenio de la imaginación
de
pegasos ni unicornios
calca
esa majestad
en
la leyenda de un bagual
azabache
brillante
y firme y negro como la piedra
que
galopaba entre los cerros que unían
Viña
del Mar y Valparaíso
eran sus patas musculosas
como talladas por un artista florentino
decían
en un diario de 1887
y a
esto se agregan otros testimonios
de
vecinos olvidados
que
recuerdan
el ojo negro y
grande
un orbe oscuro
asomado entre las crines largas que
caían sobre su frente
dándole un aspecto colérico
hacia el mundo de los hombres
los
curas
italianos
lo llamaban
Fera
porque
alzado en dos patas
solía
amenazar
cuando
alguien osaba acercarse con una cuerda
tratando
de convertir en posesión
lo
que no tenía dueño
y
sus patadas
remecían
las montañas
en
saltos recortados
ante
el rosa atardecer
era
tal su fuerza
cuando
partía de lado
a
correr sobre llantenes y dientes de león
parecía
agigantarse en el curso
de
abandonar la vista humana
hasta
fundirse en las cimas
dejando
la estela de su sombra
que
no alcanzaba a disiparse
y
fungía como un velo nocturno
sobre
el que
como
estrellas
quedaban
los pétalos blancos
de
las correhuelas
arrancadas
por los cascos
he visto su pecho de cerca y es como la
noche
dijo
un poeta
tras
visitar una tarde esos peladeros
y
tantas cosas semejantes dijeron
los
desafortunados que tuvieron a mal
tratar
de enlazarlo
en
una jornada absurda que duró cinco días
de
excursión
porque
el aliento no les daba
ni
menos la comprensión del fenómeno
de
una bestia que en sus cuatro patas
parecía
sostener el mundo invertido sobre sí
ni
cien leonas
ni
mil hienas hubiesen sido capaces de abatirle
en
cierto modo era
una
luz escamoteando la oscuridad
con
las crines
rasgando
la noche con las patas
abriendo
un sol que fulgía
incandescente
pero
sobre todo salvaje
como
el corazón del infinito
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