Cuéntame
Cuéntame
con tus ojos
los días en que recuerdas
los felices besos y abrazos.
Los paseos de la mano o agarrados a la cintura
los cafés con leche condensada,
mirando tus manos y tu blusa abierta,
arrojando perfume.
Cuéntame
si no es mejor así,
la pasión de la letra en una canción
que entorna tus ojos y muerde tus labios.
Cuéntame
que no deseas exhalar el éxtasis de caricias
mientras miras, a lo lejos
cómo un ejército de deseos
llama a las puertas de tus oídos.
Cuéntame
y no sucumbas al olvido
que recite el alma del viento los sonidos
para que embriagados de vino
nos amemos eternamente,
en un amor
a sangre y fuego.
De:
“Donde habita tu rostro”
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