Bajo sombras
Sombra
de flamboyant que me anida,
un reguero de palomas vuela dentro de ti,
corazones destrozados pasean mascotas,
muchachas obesas leen periódicos viejos
para espantar las ganas de nadar hasta New York.
-Yo
solía tocar trompeta en este parque,
ahora muchas gordas con fajas
dan vueltas a la cuadra,
y muchísimas viejas y palomas
observan y cantan en la sombra.
-El
llega, es una lotería, pero él llega,
de una vez pone a todo el mundo a bailar.
-Es
verdad, es verdad,
el año pasado trajo a un pollito bien rastrero.
-A
mí me regaló un aguacate.
-Yo
no voy a permitir que se vea el dulce de berenjena,
además hay fresas y mermeladas.
-Ah,
pero es un manjar, apúntame sí,
que ya ‘toy jarta del hambre.
-Yo
creía que las palomas no tenían memoria,
pero sólo al verme vuelan todas espantadas,
y eso, que ando sin trompeta.
Cada
vez que alguien pregunta ¿qué? batean un motor.
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